El frío sorprendió a la ciudad de Rosario en un otoño atípico, más gélido, pero frente a la Terminal de ómnibus “Mariano Moreno”, el sol refleja intenso en las mesitas de un bar del Mercado del Patio. “Ves, esta es una buena imagen para empezar una nota”, desliza Reynaldo Sietecase quien pasó por nuestra ciudad el pasado viernes 24 de mayo para presentar su nuevo libro La Rey. “No extraño Rosario porque siempre estoy viniendo”, señaló a continuación el periodista rosarino que desde hace más de dos décadas trabaja en Buenos Aires. “Pero tengo que reconocer que presentar mi libro acá me pone más nervioso que hacerlo en otro lugar porque le tengo un cariño especial a Rosario”, aclaró el autor. En esta oportunidad, la protagonista de su nuevo libro, Blanca Rosa, alias La Rey también se va mudando de lugares desde un pequeño pueblito paraguayo a Ciudad del Este, de allí a Buenos Aires y, por último, a Madrid. Esta joven paraguaya, sin embargo, tiene otros motivos que la condujeron en su periplo cargado infortunios, pero también de revanchas.
Presentado como un policial, un thriller atrapante al igual que sus anteriores escritos, el nuevo texto de Reynaldo Sietecase indaga en temas como “la trata” de personas, el narcotráfico, las culturas ancestrales americanas, la sociedad latinoamericana y el valor del conocimiento científico.
La Rey, un personaje fuerte “Esta es mi cuarta novela y cada vez que escribo una trato de ponerme algún desafío. Me siento como en un proceso de aprendizaje permanente. No por falsa modestia ni mucho menos, sino que es así. Yo empecé a escribir narrativa en el 2000. Se publicó en el 2002 Un crimen argentino y a partir de ahí seguí laburando la narrativa de ficción y en cada novela me voy poniendo un objetivo. En la anterior, después de haber hecho dos novelas en tercera persona, quise escribir una en primera persona, en No pidas nada. En esa también armé un escenario fuera de la Argentina y por eso termina en Río de Janeiro”, comienza Reynaldo a describir, comentar las intenciones de su nuevo título.
“En esta quería escribir un personaje femenino fuerte. Hay personajes femeninos en todas las otras novelas, pero no tenía un protagónico. Esa fue mi idea, de poner a una mujer en la próxima novela”, explicó Sietecase dejando de lado otros motivos y aclarando que no es su alter ego porque los amigos más íntimos continúan llamándolo Rey.
“Yo me voy poniendo desafíos y me faltaba un protagónico de una mujer. Yo quería tocar algunos temas como la trata, el narco, quería empoderar a una mujer y, en el caso de Blanca Rosa solamente se podía a partir de las características que tiene el personaje”, aclaró el autor.
“Parto desde una mujer que trabaja en la limpieza y que de pronto toma revancha. Me gustó mucho meter esos condimentos en el personaje. El desafío me parecía que era hacer al personaje atractivo, creíble y querible. Y que genere empatía porque es un personaje violento porque es víctima, pero también victimaria. Por eso quería construir un personaje fuerte”, agregó Sietecase.
Una paraguaya que toma revancha “En cuanto a La Rey, ¿por qué una paraguaya? porque fue algo que me demoró a cuatro años de escritura porque debí aprender guaraní. La verdad es que cuando estaba pensando en un personaje femenino, se me ocurrió que tenía que ser paraguaya y se me puso en la
cabeza a pesar de las dificultades que tenía. Me ayudó mucho una escritora paraguaya que vive en Buenos Aires y se llama Liz Haedo, sobre todo con el habla. Porque el policial hay algo que no se puede permitir y es que no sea verosímil. Entonces si el personaje es una paraguaya tienen que estar claras las marcas del habla”, señaló Sietecase y agregó: “Me gustó que la mujer fuera una paraguaya y muy abusada, y que en algún momento comenzara a tomarse su revancha. Esa es un poco la idea porque también, si se quiere, es una novela de resurrección, o de transformación, no sé cómo llamarlo”.
Además de la historia de una mujer, la novela indaga en características de la sociedad paraguaya, de su presente y su historia.
“A mí también me interesó recrear a la sociedad paraguaya y sus particularidades. Por mi parte, tengo mi cuenta personal con la Guerra de la Triple Alianza, una guerra absurda en la que murieron tantos paraguayos jóvenes. Yo cuando pensaba cómo hacer llegar esa piedra a las manos de Blanca Rosa, quería ajustar cuentas con esa guerra y quería contar el único triunfo que tuvieron los paraguayos, cuento sobre la única batalla que ganan”, agregó Reynaldo.
Juego de espejos de obsidiana En la entrevista, Sietecase confió que trabaja con una editora a lo largo de su escritura, que en sus novelas va recreando historias paralelas y que siempre está atento a los elementos de la narrativa, en cuanto a que en la ficción se pueden agregar, inventar cosas diversas, aunque deben resultar atractivas, atrapantes para el lector.
En este caso, aparecen dos elementos, dos piedras, dos espejos de obsidiana que son originarios de Mesoamérica, pero por distintas cuestiones aparecieron en Paraguay y en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
“Creo que una novela es el resultado de cuestiones personales y cosas fortuitas. Es una mezcla. En el medio de todo esto, tengo varios amigos en España y uno de ellos trabaja en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Él es un personaje hermoso, una persona muy culta, es biólogo, y es quien me mostró el espejo negro azteca que está ahí. Me contó la historia que es espectacular. Yo no sabía que existía un espejo de obsidiana que no refleja. En 1995 yo estuve en México cubriendo el levantamiento zapatista de Chiapas. De allí me traje una obsidiana y se me ocurrió la idea de ver si podía unir las dos cosas. Yo, habitualmente en mis novelas siempre escribo dos tramas que van en paralelo y se van mezclando. Y en esta oportunidad, las voy atando hasta que confluyen en el final”, adelantó Sietecase.
Al mismo tiempo que se unen las dos piedras, también hay paralelismo entre personajes. Uno es el de La Rey y su amiga y “en España hay dos personajes que son Salvador Melino, un profesor hijo de rosarinos exiliados, una marca para Rosario, y Américo Cerqueira que es mi amigo, un personaje tomado de la realidad”, redundó el autor.