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Punta del Este: entre raves y DJ’s rockstars, así fue la fiesta de Año Nuevo de la clase alta argentina

«En Punta del Este abrís un placard y se te cae una fiesta. Todo es DJ’s, raves, fiestas y muchos dólares para pertenecer. ¿Probaste con caminar la calle después de las doce? Fijate, hay mucha espontaneidad de la gente, no todo el mundo quiere ni puede pagar fortuna para comer y bailar». Alvaro, recepcionista uruguayo de la ciudad Salto, que trabaja en el céntrico Hotel Alhambra, dejaba picando la sugerencia cuando todavía era 31 de diciembre..

Desde hace días que en la península se viene hablando de cómo sería la última noche de 2023 y cómo las primeras horas del flamante año. Casi como una obsesión, un karma. Primero inquietaba el clima, si acompañaría; segundo si llegaría el último gran malón turístico de los días 28, 29 y 30 de diciembre para hacer vibrar las arenas del balneario más top del cono sur.

El tiempo respondió sin lluvias y con una agradable temperatura de 18 grados cuando el reloj marcó la medianoche, Y en las últimas 72 horas, la ciudad pasó de estar holgada, con espacio para moverse, a quedar encorsetada, repentinamente empequeñecida: desde el viernes que ni caminar se puede. Por tierra, mar y sobre todo por aire desembarcaron miles de argentinos.

Clarín comenzó la noche temprano y en el Enjoy –que junto con el Solanas, el Vik Retreats, el Fasano y The Grand Hotel conforman el selecto grupo de hoteles cinco estrellas–, lucieron colmados las cuatro sedes gastronómicas: en Ovo Beach by Osaka y en Saint Tropez, el cubierto costó 550 dólares, en Brisas 400 y en Provence 280. Los cuatro «sold out» con casi 600 personas, más otros mil comensales «jugadores» que se encontraban en Salón Punta del Este y que fueron invitados por el Casino.

Las cenas en restoranes de La Barra, Manantiales, La Mansa y José Ignacio ofrecieron una variedad de propuestas que iban desde menúes elaborados hasta platos típicos, menos sofisticados, con una amplia la brecha que iba desde 100 hasta 500 dólares per cápita. «Acá en Punta se cotiza y se paga directamente, no se especula con el bolsillo de la gente, ni tampoco la gente pregunta demasiado», describe la filosofía del veraneante, Rafael, un parrillero que no para de despachar chivitos.

Este cronista cenó en el mencionado Provence, un exquisito menú por pasos que incluyó una esfera crocante de hongos con mermelada, pulpo con hierbas de oliva con papa trufada y un lomo de ternera grillé. (Ahora se entiende cómo se confeccionan las cartas palermitanas). El postre era una suave esfera de chocolate con leche y frambuesa, corazón de mango y baño crujiente. Panza satisfecha y cerca de la medianoche, el Casino del Enjoy fue la primera estación de la travesía a pie.

Roxana y Roberto levantaron las copas junto a un tragamonedas. Roxana y Roberto levantaron las copas junto a un tragamonedas. «No nos movemos de acá, que la estamos pasando de maravilla», señalaron los sanuaninos.«Hace veinte años que trabajo como croupier en este lugar y no puedo creer la cantidad de gente que está jugando a la ruleta, al blackjack y a las maquinitas en este momento. ¿No quieren ver los fuegos artificiales, caminar al aire libre? Están en otra dimensión», diagnostica Rufina, quien acumula mucha experiencia como autoridad de salón y no recuerda un ambiente tan concurrido a minutos del cambio de año. Es cierto, aquí dentro es un microclima: mucha gente sola hipnotizada frente a las máquinas de monedas, pero también parejas que deciden celebrarlo apostando.

En el momento que eran las doce de la noche, se contaron en el Casino del Enjoy 77 personas.En el momento que eran las doce de la noche, se contaron en el Casino del Enjoy 77 personas.Para los cordobeses Roxana y Roberto, no hay mejor plan que brindar frente a las pantallas. «Cenamos aquí, escuchamos música y desde hace una hora estamos buscando cómo tener un poco de suerte», dice ella relajada y contenta. «No conocíamos este casino y nos encanta… Y por lo visto no somos los únicos que están disfrutando». Al cabo de dos vueltas por la amplia sala se contaron 77 personas que cuando dieron las doce, estaban en distintos juegos.

Al salir del casino, la gala de los fuegos artificiales frente al hotel insignia de Punta del Este empezó su espectáculo, que por lo que dicen, «cada año se supera». La amplia gama de luces y estallidos están a la altura de lo que se ve en las grandes ciudades del mundo. Empieza la caminata de Clarín y ante cada cuadra el cielo se ilumina de un color diferente. Miles se vuelcan a las calles y el suceso pirotécnico se extiende por más de media hora.

La rambla Claudio Williman, que mira a la Mansa, se transforma en la arteria más transitada, con lo cual caminar es la mejor opción para impregnarse del ánimo de las calles de esta zona de Punta del Este. Hay fiestas en restoranes, paradores y balnearios, pero lo que más atrapan son las «ranchadas» en plena avenida, con brindis y botellas de champán en los techos de los autos.

Los Bellomo, argentinos, estacionaron su auto donde pudieron y botellas en mano levantaron la copa y brindaron por Clarín.Los Bellomo, argentinos, estacionaron su auto donde pudieron y botellas en mano levantaron la copa y brindaron por Clarín.La noche fresca, espectacular y sin viento invita a estar a la intemperie. Cerca de la una de la mañana, autos estacionados arriba de un cordón y con las puertas abiertas son espontáneos puntos de encuentro. Como sucede con la multitudinaria familia Bellomo, que son como catorce y desbordan de alegría. «Estamos acá disfrutando de este momento y soñando con que la Argentina mejore con Milei. Vamos Clarín», gritan entonados y con las botellas en alto.

Los autos son improvisados puntos de encuentro para festejar el año nuevo en las calles de Punta del Este.Los autos son improvisados puntos de encuentro para festejar el año nuevo en las calles de Punta del Este.A medida que se camina hacia el oeste, siempre en paralelo a La Mansa, restoranes, bares y hoteles proponen alguna suerte de espectáculo callejero. No faltan mesas y reposeras para convertir las veredas en plateas y contemplar el paisaje en movimiento. Las heladeritas cargadas de cerveza, champán y sidra abundan y son protagonistas. El argento es el idioma predominante que se pesca al paso, pero también abundan el portugués y el francés. En el amplio umbral de Millenium Tower se celebra un festejo con música judía: suena «Hava Nagila», se invita a tirar unos pasos, pero se huye..

En la Parada 8, el restorán I»Marangatú «toma de las solapas» a este cronista. No hay controles en el ingreso, sí una fiesta con más de trescientas personas que bailan el carnaval carioca y una de sus dueñas, Analía Suárez, cuenta que durante la cena en el salón «no entraba un alfiler. «450 dólares el cubierto», tira como si nada. «40 por ciento de argentinos, 30 de brasileños y 30 de uruguayos y europeos».

La barra argentina. En el restorán I'Marangatú los que prepararon los tragos de fin de año fueron bartenders argentinos.La barra argentina. En el restorán I’Marangatú los que prepararon los tragos de fin de año fueron bartenders argentinos.Por su infraestructura, por su propia playa y por su ecléctico menú, I’Marangatú es uno de los lugares top de Punta del Este. También por su barra de tragos que maneja el bartender argentino Facundo Ogueta, considerado de los mejores en estas tierras. «Tenemos un grupo de diez argentinos que laburamos a la par, preparando tragos y sin parar un instante, pero creo que, más allá del estrés, queda la satisfacción de la tarea cumplida», comparte el especialista, que dice lo que los tragos que más salieron fueron Aperol Spritz, Fernet y Negroni.

Dos y media de la mañana del lunes 1° y Punta del Este sigue siendo un hervidero con mayoría de argentinos. En la caminata, ahora en dirección al puerto, se repasa lo conversado a la tarde del domingo con Alejandro Rivero, la voz cantante del aeropuerto Laguna del Sauce. «Llegaron entre el lunes y el sábado unos 300 taxis aéreos y tuvimos un 21 frecuencias de Aerolíneas Argentinas«. Mientras que por Colonia Express, había dicho su vocero Sebastián Plana, «entre ida y vuelta viajaron 35 mil argentinos más».

Alberto y Gustavo se llevaron sus sillas y brindaron hasta altas horas de la madrugada, en la zona del Puerto.Alberto y Gustavo se llevaron sus sillas y brindaron hasta altas horas de la madrugada, en la zona del Puerto.La caminata por la rambla Willimen, del lado de la playa es lenta, cada vez hay más gente. «Punta del Este está casi como el año pasado, rebalsa… Te diría que faltan esos argentinos de clase media que, por el tipo de cambio, no pudieron acompañarnos esta vez«, había aportado a este medio Jorge Piriz, director de Gestión Ambiental, que dice que «terminó una semana intensa en la que tuvimos que inspeccionar mucho para habilitar permisos para fiestas. Fueron unos 65 pedidos para realizar permisos para diciembre y enero, y 14 sólo para esta semana».

Cada cuadra es un ritmo, un estilo musical que se filtra y permanece un puñado de pasos hasta que irrumpe otro. Desde electrónica, hasta cumbia, pasando por María Becerra, Duki, Vicentico y Los Auténticos Decadentes, todo, sin anestesia. Se pasa por el Muelle de Mailhos y se accede a la Rambla Artigas, que desemboca en el Puerto, otro punto neurálgico de los festejos callejeros.

A la altura de la calle 28 y Artigas, a metros del Puerto, la concurrencia estuvo a la altura de las expectativas.A la altura de la calle 28 y Artigas, a metros del Puerto, la concurrencia estuvo a la altura de las expectativas.«La ciudad del ruido y del placer. Del lujo, las luces y el buen gusto. Nada que envidiarle a Las Vegas. Mucho menos a Ibiza ni a Saint Tropez. Dicen que Punta del Este son las fiestas electrónicas, los DJ’s, dejame a mí con la calle y el cielo estrellado», eleva la voz el veterano Alberto, argentino que está sentado rodeado por un pogo, frente a los bares Guapa y El Secreto, organizadores de una movida apta para jóvenes, niños y veteranos..

No hay ningún sobresalto ni situaciones que ameriten algún peligro. No hay excesos, prevalece el respeto. Tranquilidad y conducta permiten la versatilidad de público y que la noche perdure hasta que las velas dejen de arder. «La ordenanza municipal dice que los eventos pueden extenderse hasta las seis, pero siendo una fecha especial quizás se amplía. Eso sí, poné que el municipio de Maldonado realizará un operativo de limpieza con 150 personas para que desde la media mañana del lunes la ciudad luzca impecable«, había dicho Piriz a Clarín.

Pasadas las tres de la mañana las piernas flaquean y, por lo visto, no hay indicios de irse desagotando la zona, más bien todo lo contrario. Paradojas del destino y como si fuera un karaoke a cielo abierto en la costa atlántica, en el balneario más copetudo se escuchan hits de Damas Gratis y la Mona Jiménez que hacen explotar de alegría a la multitud. «Se han tomado todo el vino, oh, oh», festeja el jet set a grito pelado y bailando con las copas que nunca se vacían.

Punta del Este. Enviado especial

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