En el barrio Vialidad, ubicado en Ingeniero White, también reina el miedo desde el último sábado, cuando un temporal arrasó con Bahía Blanca y terminó con la vida de 13 personas. Los vecinos perdieron la luz y el agua en una misma noche. Tuvieron que vivir a oscuras, con velas para iluminar y baldes para subir y bajar litros de agua que en oportunidades sacan con mangueras de lugares estancados. Ninguno de ellos sabe si podrá celebrar las Fiestas con los recursos básicos.
En la víspera de Navidad, los monoblocks del barrio Vialidad tienen una apariencia gris que combina con la tierra húmeda, los árboles muertos en algunas esquinas y los techos volados de edificios como la escuela primaria N°58 «Día del Camino».
Oscar Garnica, jubilado de 79 años, tiene las puertas y ventanas abiertas. Quiere que entre la luz de alguna manera a ese departamento de «hombre solo» que tiene, como él mismo dice. El árbol de Navidad está a un costado, junto al televisor inutilizado. Las velas, sobre la mesa, están completamente consumidas. Pasaron varios días desde el temporal.
«Hay un motivo por el que digo que esta es una casa de ‘hombre solo’», comenta en diálogo con Clarín, al tiempo que señala un altar ubicado en una esquina: hay fotos de Blanca Peverelli, su esposa.
El barrio Vialidad de Ingeniero White, muy afectado por la tormenta del sábado pasado. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial«Hace un año que se me fue, ese es el motivo. Yo perdí la familia por trabajar, por no estar en casa. Aporté durante 61 años. Fui marino mercante y me la pasaba viajando por toda Europa. Pero nunca conocí nada, porque bajaba del puerto, cargaba y descargada, y otra vez afuera», cuenta.
Cuando lo visitó Clarín, tenía la heladera abierta, con algunas cosas que no sabía si las va a usar para comer o si debería tirarlas. En un balde con agua guardaba botellas para intentar que conservaran el frío.
«La noche del temporal yo estaba en el centro de Bahía Blanca en la casa de un sobrino. Salí de allá a las 11.20 de la noche y caminé hasta acá, en medio de una tormenta que me arrastraba. Tenía el teléfono para iluminarme pero después se quedó sin batería. Llegué acá a las 2.20 de la mañana, con miedo de haber perdido todo«, comenta Oscar.
El hombre se emociona cuando recuerda lo que pasó luego, al entrar a su casa: «Vi que los postigos de las ventanas no estaban rotos. Entré y estaba todo sanito. Caí en el medio del comedor, me arrodillé y empecé a rezar. El santuario de ella (Blanca) estaba intacto. Le agradecí tanto a ella como a Dios por haber tenido compasión de mí».
Hay un dejo de desesperanza en su voz, en su rostro, que él no intenta ocultar. Hay cuentas sobre la mesa, justo al lado de las velas consumidas. Oscar reconoce que está pasando el día «como puede» y que para las Fiestas no tiene nada. Ni siquiera sabe si alguno de sus tres hijos vendrá a verlo.
«Yo estoy entregado, es la verdad. Compré casi nada para Navidad. No tengo nada. Las cosas que tuve que sacar porque se iban a echar a perder se las di a una de mis hijas para que cocinara. Cuando enfermó mi esposa, hace cinco años, no pude trabajar más. O sea que de los últimos diez años que te toman para la jubilación, yo pude aportar cinco. En base a eso es que no tengo una jubilación buena», comenta.
Pese a todo lo malo, confiesa que tiene un sueño que sabe que es imposible, pero que igual guarda para sí con anhelo: «Quiero irme a Ushuaia con mi hermana que cumple 85 años el 31 de diciembre y vive allá, pero bueno, la realidad que tengo es otra».
Susana Ponce también está resignada. Al momento de la charla carga agua en botellas de plástico con la ayuda de su nieto Noah, de cinco años. Susana usa una manguera para sacar agua estancada del suelo, dice que es lo único que pueden hacer.
Susana saca agua estancada del suelo en el barrio Vialidad de Ingeniero White. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial«El agua que sacamos tratamos de hervirla, llenamos todas las botellas que tenemos, y tratamos de cargar los baldes para el baño también. En mi casa somos cinco personas. Este es el sacrificio de toda la gente que está viviendo acá. Es una enfermedad, tener que meter la mano ahí, después pasarte alcohol, hervir todo«, destaca la señora de 68 años.
El sábado, los cinco estaban en la casa cuando llegó el temporal: «Lo que pasó fue una cosa de no creer, es la primera vez que pasamos una cosa así. Mi hijo de 24 años casi se cae por intentar agarrar las persianas en medio de la tormenta. El viento fue tan fuerte que empezaron a volar vidrios, hasta ahora estoy en pánico«.
La familia de Susana y Jorge vive en el barrio desde hace 40 años. Jorge tiene la pierna amputada y sufre pérdida de visión. Susana también está preocupada porque el uso de velas dificulta más la movilidad de su marido en el departamento. Desde el temporal que no tienen batería en los teléfonos por gastarla en iluminarse aquella noche.
El árbol de Navidad de la familia Ponce está en el costado más oscuro de la casa, justo al lado de una ventana que no puede ser abierta.
Susana Ponce, Jorge Abelardo y su nieto Noah en su casa del barrio Vialidad en Ingeniero White. Están sin luz desde la tormenta del sábado pasado. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial«No sé si vamos a festejar Navidad, primero están las cosas que tenemos que hacer. Acá, con lo que nos pasó, no tenemos muchas ganas de nada. No podíamos tirar nada de la heladera porque lo poco que había lo fuimos usando. Antes, estábamos invirtiendo en pintar las paredes del departamento, pero la verdad que esto nos quitó las ganas de todo. La Municipalidad se olvida de Ingeniero White«, reclama la mujer.
En la casa de Miguel Gorocito y Bibiana Pina se está hirviendo agua mientras se escucha la radio. Fueron a comprar pilas porque ya no aguantaban el silencio que había desde el sábado. Al tiempo que Bibiana calienta agua, Walter, el hijo del medio, llega con nuevos baldes llenos.
«¡Estamos sin heladera! Solo con velas, nos dieron un paquete desde la cooperativa. Uno por persona, este era el último, lo cobran 1.000 pesos. Ahora vamos a tener que empezar a tirar más cosas de la heladera», comenta Miguel.
El matrimonio se mudó hace 40 años al barrio desde Villa Rosas, y asegura que tampoco habían vivido algo así en todo este tiempo. No saben qué harán para festejar la Navidad.
Miguel Gorocito Bibiana Pina y su hijo Walter. Viven en el barrio desde hace 40 años. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial«La vamos a pasar acá, eso seguro. Con los hijos que puedan venir, vamos a comprar algo. No sé si va a haber luz, no sé cómo seguirá la situación en estos días. Lo que pasa es que las ramas, todo eso, perjudica y demora el trabajo de EDES», dice Bibiana.
Desde el departamento de ellos se puede ver a la escuela primaria N° 58 de Vialidad, la misma que está sin techo de chapa desde que voló el sábado. Bibiana dice que esa noche se escucharon ruidos fuertes y que una de las chapas, la más fina, cayó en el techo del monoblock.
Así quedó la Escuela nro 58 del barrio Vialidad, en Ingeniero White. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial «Nosotros estamos acostumbrados al viento acá en Bahía Blanca, pero no a la intensidad con la que pasó. Fueron como 40 minutos, o más. Quedamos incomunicados, nuestros hijos desesperados tuvieron que venir para saber si estábamos bien. La fiesta será acá con lo que tengamos, al menos estamos vivos, eso hay que agradecerlo a Dios», concluye la señora.
El estado de situación en Bahía Blanca
En las últimas horas, el Municipio de Bahía Blanca informó sobre los avances en la recomposición del servicio eléctrico de la ciudad. Destacó que la empresa EDES reportó el 76% del restablecimiento de este suministro con un total de 78 cuadrillas en la calle.
Sobre el transporte público, aclaró que a partir del viernes el servicio extendió su horario hasta las 21. Continúan las frecuencias de días sábados, y el inicio de los recorridos es a las 6 de la mañana. Hay líneas afectaron sus viajes en función de los trabajos de remoción.
Un auto destruido en Bahía Blanca. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial a Bahía Blanca. A las 14 del viernes, el Municipio convocó a una reunión en el Teatro Municipal para asociaciones, ligas, clubes e instituciones deportivas en general. Esto a raíz de los destrozos que produjo el temporal en estos espacios.
En el Autódromo Ezequiel Crisol se dispuso un centro de carga en espacio cubierto para almacenes y carnicerías de la zona próxima que necesiten llevar freezer.
Además, el titular de la Agencia de Seguridad, Emergencias y Respuesta Inmediata, Federico Montero, presentó el operativo de seguridad para Navidad.
«Venimos de momentos críticos, necesitamos que los jóvenes y quienes transiten por la ciudad entiendan la responsabilidad que tenemos, sobre todo, que si beben no conduzcan», manifestó Montero.
Desde la 1.30 de la mañana se realizarán controles preventivos en distintos puntos. Hay más de 110 efectivos de tránsito y policial, y disponen de ocho alcoholímetros y un aparato para testeo de drogas. En cuanto a los encuentros masivos, pidió a jóvenes evitar juntarse en espacios públicos porque «han quedado muy afectados».