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Falleció el paciente cordobés al que le concedieron la «muerte digna» tras una extensa batalla judicial

Luego de una dura batalla judicial, murió el paciente que estaba en estado vegetativo en Córdoba. El pedido de la familia de J.S., quienes solicitaban desde hace meses que tuviera «una muerte digna», tuvo eco en la Justicia cordobesa quien falló a favor de dicha solicitud.

Acompañado de su familia, J.S. murió en el hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba, pasadas las 22 de este martes. Tenía 64 años.

El comunicado hospitalario dijo que J.S. falleció de un paro cardíaco. Pero atrás quedaron varios meses de lucha por parte de su familia, que insistía ante la Justicia que fuera desconectado ya que su estado era «irreversible»: lo mantenía con vida el soporte vital. Los médicos ya habían determinado que no había cura posible.

Hace menos de dos semanas, el 10 de noviembre, el Tribunal Superior de Justicia (TJS) ordenó la desconexión del hombre que había sido golpeado brutalmente en marzo del año pasado, mientras esperaba el colectivo para volver a su casa.

Desde entonces, estuvo conectado manteniendo sus signos vitales pero con un estado irreversible.

Desde el ataque sufrido, J.S. estuvo internado en el hospital de Urgencias en la capital cordobesa: pasó dos meses en terapia intensiva y llevaba otros cinco en sala común, hasta su muerte de este martes, según publicó La Voz.

La familia de J.S. había pedido a la Justicia que le concedan la muerte digna. Foto: Pedro Castillo /  La VozLa familia de J.S. había pedido a la Justicia que le concedan la muerte digna. Foto: Pedro Castillo / La VozDesde el diagnóstico, su familia atravesó un controvertido proceso judicial en el que presentó dos consentimientos informados para retirar el soporte vital al que estaba conectado y lograr así una muerte digna.

En sus últimos días, el hombre de 64 años estuvo conectado a un suministro artificial de alimentación y, aunque respiraba por su propios medios, se encontraba en estado vegetativo persistente: no respondía a ningún tipo de estímulo; siquiera el dolor.

“Queremos que descanse en paz. Va a estar con su papá, con su hermano, va a estar bien. No queremos verlo sufrir más”, había dicho en charla con La Voz, Marianela, hija del hombre.

La batalla judicial

Desde que se diagnóstico el estado vegetativo, la familia de J.S, pidió por «una muerte digna».

Dos comités de bioética habían coincidido con el diagnóstico: el del propio Hospital de Urgencias, así como uno formado específicamente para emitir una recomendación en casos que generan dilema.

Sin embargo, la reglamentación de la Ley de Muerte Digna de la provincia de Córdoba, especifica que en casos de traumatismos de cráneo hay que esperar 12 meses como para tomar una resolución determinante.

«Si el pedido de muerte digna fue producto del ‘estado vegetativo’, médicamente el estándar internacional indica que uno tiene que dar todo el tratamiento durante un año buscando ver si se verifica algún signo de mejora o no», explicó en su momento, Juan Carlos Tealdi, uno de los máximos exponentes de bioética del país y uno de los principales impulsores que tuvo la Ley 26.742 de Muerte Digna, sancionada en 2012.

La disputa judicial se dio porque el equipo médico del hospital de Urgencias se negaba a la “desconexión”. Se adujo que no había transcurrido el plazo de 12 meses que fija la ley provincial 10058 (denominada “DVA-Muerte Digna”). Algo que jurídicamente es cierto: en este caso, cuando se desarrolló el pedido a la Justicia no habían pasado ni seis meses.

El 2 de este mes, el Tribunal de Justicia de Córdoba rechazó el último recurso de apelación formulado por la Municipalidad de Córdoba contra la sentencia de la Cámara Contencioso-Administrativo de Segunda Nominación, que previamente había ordenado el retiro del soporte vital. Y el 10 dieron orden de desconexión del paciente. Algo que ocurrió este martes por la noche.

La golpiza, la internación

J.S. se encontraba internado en estado vegetativo desde el 13 de marzo, cuando fue atacado a golpes mientras esperaba el colectivo para volver a su casa. Fue a la salida de un baile. Producto de los golpes, sufrió un grave traumatismo de cráneo que lo dejó internado y paralizado durante meses. La Policía nunca dedujo si se trató de un robo o una gresca callejera.

Desde entonces, los médicos fueron contundentes: no hay cura. El hombre estaba en es estado vegetativo. Con tratamientos costosos de neuro rehabilitación y con mucha suerte podría en algún momento abrir los ojos, pero sin reconocer a sus seres queridos.

La familia aún no ha decidido qué destino se le dará al cuerpo, definición que será tomada en las primeras horas de este miércoles.

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