El paro general convocado por la Confederación General del Trabajo para este jueves cuenta con un alto acatamiento de los sectores del transporte, lo que dificulta que muchos trabajadores que quieren asistir a sus labores puedan hacerlo. Algunos pudieron lograrlo, y otros se encontraron con que el regreso a casa era una odisea.
El recorrido de Clarín en las primeras horas de la jornada mostró calles con más tránsito de autos particulares que otros días, locales comerciales abiertos en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, nulo movimiento en estaciones de tren y subte, y algunos colectivos circulando.
El paro general convocado por la CGT para este jueves 9 de mayo es la segunda medida de fuerza nacional contra el gobierno de Javier Milei. Con el sindicalismo apuntando a los senadores que deberán tratar la Ley Bases, la huelga afecta al transporte público y a otros servicios, además de tener implicancia en la discusión política.
Dentro de ese panorama, surgieron las historias individuales de quienes pese a las dificultades para circular en transporte público se arriesgaron a la tarea de intentar llegar a sus lugares de trabajo.
Algunas líneas de colectivo circulan por la ciudad. Foto: Juano Tesone.Como un empleado de una casa de golosinas en el barrio de Caballito, en la esquina de Rivadavia y Acoyte, que caminó 40 minutos desde su casa en Flores para llegar al local.
«No me quedaba otra. Era eso o gastar en un Uber y perder el día, porque es lo mismo que si me lo descontaran», contó el joven, 26 años, y agregó que el tema se había hablado el día anterior con sus compañeros y con los dueños del comercio.
Otros lo intentaron, pero sin éxito. Como Elba, empleada de una panadería en Palermo.
La de este jueves es la segunda protesta de la CGT en cinco meses. Foto: Maxi Failla.La mujer viajó en un colectivo de la línea 51 desde Temperley hasta Constitución, pero no pudo avanzar más de allí y quedó varada ante la falta de otro colectivo que la acercara a Avenida Santa Fe, donde está la panadería en la que trabaja.
«»El paro es un desastre, perjudica al trabajador», le dijo la mujer a Clarín poco antes de emprender el regreso con un lamento por partido doble: además de perder el dinero que gastó en los boletos de ida y vuelta, ya le avisaron que descontarán el día.
Un drama similar vivían aquellos que salían de sus trabajos después de laborar durante la noche y la madrugada, y se encontraban conque no tenían medios para regresar a descansar a sus casas.
“Hace 40 minutos estamos esperando. Vine de laburar, estoy cansado, entré a trabajar a las 18 de ayer”, relató un joven que esperaba en una larga fila a que apareciera un colectivo de la línea 51, una de las pocas que circula y que une la Capital con el sur del conurbano bonaerense, convirtiéndose en la opción al ferrocarril Roca.
A primera hora se formaron largas filas para tomar los pocos colectivos que circulaban. Foto: Maxi Failla.Un señor que estaba detrás de él, además, contó que en su trabajo no contemplaron la medida de fuerza establecida por la CGT, por lo que debió buscar alternativas al tren que suele tomar a diario.
Paradójicamente, alguien que podría servir de alternativa a la ausencia de medios para ir al trabajo o volver al hogar también se quejaba por la situación.
Un taxista que estaba en Plaza Miserere, en el barrio de Once, conversó con TN y se lamentó por la ausencia de pasajeros. “Hay poca gente en la calle y como no hay clases, no hay movimiento. Hasta ahora, las 8 de la mañana, sólo hice dos viajes”, apuntó el hombre, que dijo haber empezado su jornada a las 5.
En su caso personal, puntualizó que no tuvo opción a la hora de evaluar la posibilidad de adherir al paro. “Si no trabajo un día, no como. Hay que trabajar para mantener a la familia”, resumió.