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Los Ratones celebraron los 40 en Vélez con una fiesta a puro rock con aroma a despedida

En el Estadio de Vélez Sarsfield y ante unas cuarenta mil personas alucinadas con el rito del rock and roll más argentino que pueda escucharse en estos días, Los Ratones Paranoicos hicieron una escala muy especial de su Última Ceremonia Tour. Un agradecimiento simple, pero sentido a toda esa gente que propulsó su trayectoria durante cuatro décadas.

“Es sólo rock and roll, pero me gusta”. Asi decía la letra de It´s Only Rock and Roll, una de las canciones más descriptivas de The Rolling Stones en los años 70. Y sin dudas los (primariamente un quinteto y luego cuarteto) londinenses fueron la gran cantera de donde abrevaron y desde donde construyeron su carrera de cuarenta años Los Ratones.

Y tal como su molde británico (es decir, sostenidos en un path de batería patentado por Charlie Watts a partir de un ritmo básico pero hipnótico, más el agregado del bajo en negras del ex bajista Bill Wyman) los Ratones sostuvieron en esas cuatro décadas una factoría de rock cristalizada en casi dos docenas de discos, contando álbumes de estudio, los vivos, recopilatorios y extended-plays. Realmente nada mal para una banda barrial nacida en Villa Devoto con la modesta y única aspiración de tocar rock.

Durante casi tres horas (sin contar el dudoso chiste de salir a escena una hora después de lo acordado) los Ratones entregaron lo que saben hacer de una manera prolija, sin sorpresas, con algún altibajo desde la mitad del show hasta el final y rindiéndole culto a una música que cada tanto amenaza con desaparecer (más por la arenga de algún periodista gustoso de polémica que por la realidad de los hechos), pero que siempre encuentra refugio hasta que se pase el aguacero musical de moda.

De alguna (más de una) forma de lo que se trató aquí tal vez fue de revivir (si se quiere con un dejo nostálgico) aquella emoción por las canciones que, sobre todo en los ’90, coparon las radios de rock de la Argentina. Y la Nación Rockera respondió en la medida de lo esperado. El estadio Amalfitani lucía desbordante de fans ansiosos por ponerle calor a una noche algo fría, y no sólo en un sentido meteorológico. Una treintena de banderas flameando en el aire de Liniers así lo testimoniaban.

La La «Última ceremonia tour» de los Ratones, con escala en el Fortín, ante una multitud de fans. Foto Martín Bonetto.Al igual que sus héroes locales del rock, el público paranoico ya ha pasado los sesenta años de edad. Y tal vez por ello se veía mucho padre hombre llevando a alguno de sus vástagos veinteañero para asistir por primera vez a la ceremonia que ellos mismos sostuvieron en plena adolescencia. “Esto te va a gustar más que Duki”, le decía un tipo de barba canosa a un sub-veinte que lo miraba con cierto dejo de sospecha.

Y desde ese lugar, el de pedagogía musical, ya el show cobraba sentido: ¡hay vida más allá del trap y el reguetón! Desaparecidos baluartes irremplazables como Norberto “Pappo” Napolitano, Adrián Otero, Javier Martínez, Bocón Frascino, Pajarito Zaguri, Rubén Basoalto y tantos otros más, hicieron que el Olimpo del rock criollo viera reducidas sus filas en los últimos años de una manera dramática. Pero allí sobre el escenario están los Ratones Paranoicos para poner las cosas en su lugar.

«Aguante el rock and roll, que está más vivo que nunca”

Con una playlist (más de treinta canciones, ¿número algo excesivo?) que abrió con los clásicos acordes de Isabel, las guitarras Les Paul Custom negras de Sarcófago y de Juanse comenzaron a entreverarse para formar el típico tejido sobre el que se apoya esta música desde que el rock es rock.

La batería de Roy Quiroga y el bajo Hoffner de Pablo Memi acompañando milimétricamente el paso de los violeros, más una ajustadísima sección de vientos integrada por el inefable Miguel Tallarita (en trompeta y anteojos del Auto Fantástico), Marcelo Garófalo en saxo barítono y Pablo Fortuna en saxo tenor, el sonido de la banda fue en todo momento impecable e irreprochable.

Otrora un frontman mucho más descontracturado, dicharachero y simpático (sin hablar de su apoteótico paso por MasterChef), a Juanse se lo vio un poco durito sobre el escenario. Tal vez por ese viento frío que sopló durante toda la noche desde el sur. Ataviado con un saco verde de brillos cegadores, cinturón plateado, pantalones chupines y unas tenis blancas, el músico (ojo, mucho respeto a este tipo que se cantó treinta y una canciones de un solo saque), caminó varias veces la pasarela especialmente montada entre el público, dibujó algunos punteos certeros y elegantes y coronó la noche en cueros trepándose a un bafle como en las viejas épocas de la banda. Y no, no está en su mejor forma física, pero ¿quién de nosotros lo está luego de cuarenta años de rock? Un total guiño al pasado.

14-09-2024  LOS RATONES PARANOICOS LA ULTIMA CEREMONIA TOUR VELEZ SARFIELD BUENOS AIRES ARGENTINA  El sonido de la banda fue en todo momento impecable e irreprochable. Foto Martín Bonetto14-09-2024 LOS RATONES PARANOICOS LA ULTIMA CEREMONIA TOUR VELEZ SARFIELD BUENOS AIRES ARGENTINA El sonido de la banda fue en todo momento impecable e irreprochable. Foto Martín BonettoPablo “Sarcófago” Cano (no es verdad que la Inteligencia Artificial se haya utilizado para hacerlo anoche tan parecido a Bill Wyman) luciendo un sobretodo de cuero negro y primorosas botitas blancas al mejor estilo Sandro de su primera época, exprimió su guitarra en diversos pasajes del set y regaló sonrisas y su ya clásica bonhomía. Y toda la música sonando en seguidilla (muy al estilo Ramones) estableció el parámetro de un festejo esperado por muchos.

Roy Quiroga sostuvo el tempo durante toda la noche cual mecanismo de relojería. Y Pablo Memi (tiene asegurado su futuro como modelo maduro de alguna marca de ropa italiana informal) dibujó escalas simples, pero muy eficaces, que de eso se trata esta música, construyendo junto a Roy una pared monolítica. No por nada esta gente tiene kilómetros recorridos de shuffle, blues y rock.

Ratones Paranoicos es una de esas bandas que por un lado, y para quien no los haya visto o escuchado antes, pueden hacerte creer que en tres horas de show tocaron el mismo tema descuartizado en treinta partes (algo de eso hay, y precisamente ése es el encanto del cuarteto), pero por otro lado los no conocedores suelen asombrarse de la cantidad de hits que ellos han acuñado a lo largo de su extenso récord. Temas como Vicio, Carolina, Rock del pedazo, Rock del gato, Cowboy o Sigue girando son la banda sonora de toda una generación que se asomó al rock en su adolescencia gracias a estos tíos.

En un momento de la nochera a puro rock, Juanse le rindió tributo al doctor Cahe, que murió esta semana y fue su medico varios años. Foto Martín Bonetto.En un momento de la nochera a puro rock, Juanse le rindió tributo al doctor Cahe, que murió esta semana y fue su medico varios años. Foto Martín Bonetto.Sin necesidad de efectos visuales distractivos (con tres pantallas gigantes que durante todo el show solamente apuntaron a los músicos), un invitado como Facundo Soto de Guasones más la presencia en tres canciones de Denise “Dedé” Romano (gran amiga de Juanse, no vamos a hablar de su parecido con Graciela Alfano, pero sí de su papel en la miniserie Ella-Cris Miró), Los Ratones Paranoicos continúan de esta manera con su Ultima Ceremonia Tour 2024 (ya hicieron varias ciudades del Interior y los esperan mas fechas durante octubre y noviembre).

Y esta parada en Vélez sirvió como sincera devolución hacia sus miles de seguidores del AMBA: “Gracias por haber venido -dijo Juanse en varios pasajes del show-, gracias por habernos apoyado todos estos años, y aguante el rock and roll, que está más vivo que nunca”. Ya en el final, y antes de los seis bises programados para placer de su audiencia, las pantallas reprodujeron un video (con mucho de cumpleaños) donde se recorrió de manera vertiginosa la carrera del grupo.

También hubo un agradecimiento para el doctor Alfredo Cahe (fallecido recientemente, a los 80 años) quien atendió a muchos famosos por diversas adversidades. Entre ellos a Susana Giménez, Cacho Castaña, Gerardo Sofovich y el más famoso de todos, Diego Maradona. Y a Juanse, claro: “Sin él yo no estaría hoy acá. Estaría…andá a saber dónde”, dijo el cantante. Devoto de Jesús y católico desde hace ya algunos años, repartió bendiciones en distintos momentos de la noche.

Alguien recordaba, muy acertadamente, que en ese mismo estadio Amalfitani, el 7 de noviembre de 1992 se presentaba Keith Richards junto a su banda The Expensive Winos, en lo que sería el puntapié inicial, poco después, de una seguidilla de visitas de los Stones a la Argentina. Quizás el espíritu stoniano de aquella memorable noche volvió al mismo estadio tantos años después y de la mano de los Ratones. ¿Por qué no?.

Van quedando pocas bandas con tracción a rock, de pura sangre rockera. Divididos, La Renga, Los Fundamentalistas y alguna más. Los Ratones Paranoicos dicen que ésta es su última ceremonia. Pero si de verdad se separan (y tal como preguntaban en aquel programa infantil de Gómez Bolaños) entonces ¿quién podrá defendernos?

Porque sí, está bien, es sólo rock and roll. Pero nos gusta. ¿Y quién no quisiera que esto dure para siempre?

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