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Qué le espera a la economía después de las 22: ¿el delirio, la ortodoxia, o convertirse otra vez en calabaza?

Desde esta noche Sergio Massa o Javier Milei trazarán el rumbo de la economía para los próximos meses. Eso ya es mucho decir, por no llamarlo ciencia ficción. Horas más tarde quizá den a conocer los nombres del escuadrón suicida que intente maniobrar el trasatlántico de la macroeconomía por fuera del radio de acción del iceberg que amenaza con impactar de lleno a la estructura económica del país. Todavía están a tiempo de esquivarlo, aseguran de uno y otro lado de los candidatos, aunque no pocos analistas (incluso cercanos a Massa y Milei) dicen por lo bajo que sólo queda el consuelo de reducir los costos y pérdidas del Titanic económico que se viene. Si no se tomara ninguna medida desde el 10 de diciembre el déficit fiscal total arrastra una inercia que lo dejaría en 4,2% del PBI y financiar ese agujero equivaldría a multiplicar por 3,3 veces la cantidad de dinero sin acceso al crédito, según un cálculo de la consultora Empiria. Además, el próximo gobierno afrontará vencimientos de deuda nacional, provincial y de empresas por US$ 18.500 millones, de acuerdo a Econviews. Para Oscar Cetrángolo, profesor titular de Finanzas Públicas de la FCE-UBA y Conicet, se trata de la peor herencia económica desde la vuelta de la democracia.

Si gana el candidato por La Libertad Avanza, Milei deberá elegir entre un plan que para muchos se trata de un delirio macroeconómico y un programa ortodoxo clásico. Significará optar entre la dolarización- que Milei prometió a lo largo de la campaña- y una secuencia de ajustes fiscal y monetario que estabilice la economía en meses.

Por el otro lado está Massa. El ministro de Economía basculará entre la inacción y un reformismo de mercado. Massa piensa en un ministro de Economía producto de una alianza política que lo blinde en la cruzada con sindicatos y gobernadores para hacer el ajuste. Perfiles como los de Horacio Rodríguez Larreta o Juan Schiaretti pican en punta. Economistas como Carlos Melconian o Martín Redrado podrían estar debajo de la órbita de un ministro-político. Como Gabriel Rubinstein.

A propósito, ¿podría Rubinstein ser el encargado de hacer los primeros ajustes si Massa no convence de arranque a otra persona para sucederlo, como le pasó en 2022, y ser el Remes Lenicov?

¿Peronismo reformista de mercado?

La inacción para Massa sería comenzar con ajustes todos insuficientes. Que la devaluación sea menor a la necesaria, que el ajuste fiscal sea más chico del recomendado y que las negociaciones con el FMI sigan bajo el manto de la desconfianza. Sin crédito personal, Massa corre el riesgo a que todo lo que haga sea poco y el mercado insaciable pronto le pida más. A eso que siempre le temió el kirchnerismo. A su vez, si Massa encara un programa reformista de mercado, significaría un giro de 180° respecto del anacronismo de la política económica kirchnerista. ¿La tragedia que vive la Argentina es la amenaza de irrumpir las reglas democráticas o la certeza de que los chicos no tienen horizonte económico? El PBI por habitante a fin de año será menor al de 2007.

El anacronismo del kirchnerismo, como bautizó en su momento Pablo Gerchunoff, se traduce en que Alberto Fernández se va de su gobierno con una inflación de 814% -acumulada entre noviembre de 2019 y octubre de 2023- y Mauricio Macri tuvo 297%. El kirchnerismo argumenta que fue por culpa de la restricción externa, pero los números muestran que con Fernández las exportaciones fueron US$ 277.811 millones y con Macri US$ 231.627 millones. Fernández tuvo US$ 46.184 millones más de ventas al exterior y deja el Banco Central con menos reservas (negativas) y más brecha cambiaria que el líder del PRO. ¿Cómo puede ser?

El plan Milei

Los economistas de Macri y Juntos por el Cambio son mano de obra de desempleada. En las próximas horas figurarán en short lists de un lado u otro. Algunos le han dicho a Macri que ni sueñe con verlos acompañar a Milei. Otros sí.

Milei estuvo casi cinco horas con Federico Sturzenegger un día de esta semana, repasando medidas para desregular la economía y normas que impiden crecer y que él mismo relevó en su oficina de la Universidad de San Andrés donde trabaja como profesor. Algunas de esas modificaciones, imagina, serían vía DNU. Otras, enviadas al Congreso. Confían en que los gobernadores aprobarán el programa cuando vean que se les ofrece recuperar la recaudación de ganancias que Massa les quitó.

Emilio Ocampo, el economista que Milei designó para presidir el Banco Central en la campaña en caso de ganar, sigue convencido de que la dolarización es la mejor manera para bajar la inflación. Los economistas de Macri -habla con Guido Sandleris y Luciano Laspina- son en cambio, críticos.

Macri le ha transmitido esto a Milei. Ocampo refunfuña cuando escucha esos reparos. ¿Y si Milei cambia a último momento y no designa a Ocampo en el Central convencido de que no es momento para encarar la dolarización?

“Macri tendrá que ser el Marcos Peña de Milei”, recuerda alguien por estas horas al ex jefe de Gabinete que le marcaba las restricciones políticas a Macri. ¿Será así? Si Milei está entre el delirio y la ortodoxia, y Massa entre la inacción y reformar, quiere decir que entre los dos hay un punto en común: llevar adelante un ajuste.

“El mercado parece confirmar que, más allá del resultado, el peso todavía va a seguir teniendo valor luego de las elecciones. Ello se debe a definiciones de los candidatos de la contienda que se alejan de las propuestas extremas y que incluso dieron a entender que para salir del cepo existen condiciones previas que no se alcanzarán en el corto plazo”, dijo la consultora Eco Go en un informe para sus clientes el viernes a la tarde.

¿Plan delirio, ortodoxia o más de lo mismo es lo que vendrá? Eso será lo que cuenta desde hoy.

A qué hay que prestar atención esta noche

Para Eco Go habrá que observar dos factores esta noche: la diferencia en la votación entre los candidatos y los discursos posteriores.

Con respecto al primer punto, cabe la posibilidad que el resultado sea ajustado y el candidato perdedor no reconozca el resultado, elevando la incertidumbre y la brecha.

Con respecto a los discursos, si gana Milei y dice que dolarizará, el martes será un día agitado. El mercado preferiría verlo acompañado de Macri. Si es Massa el ganador, no querrán ver a La Cámpora en el escenario. Su hechizo podría durar hasta a las 12 y la economía convertirse otra vez en calabaza.

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