“No nos podemos regalar”, argumentó agotado por el trajinar de días complejos una encumbrada fuente de la Casa Rosada. Con “sólo US$12 millones”, un monto menor en el mercado de cambios -contó-, “salieron a marcar precios en la banda” y movieron $35 el dólar. Ese movimiento en la plaza no fue cualquier día, sino el primero de la última semana previa a una gran cita: la elección en la provincia de Buenos Aires.
Esa es la explicación oficial que dan cerca del presidente Javier Milei. Pragmatismo, pese a las críticas, para proteger de la “volatilidad” el proceso de desinflación en medio de una turbulencia política. Para el Gobierno, no hay errores propios, hay intento de desestabilización. Esa turbulencia, se esperanzan, terminará con las elecciones intermedias. En el mercado, cautelosos, quieren ver, devoran encuestas y esperan el resultado que dejará la batalla bonaerense en las urnas.
En el Gobierno, señalaron, ya habían anticipado que habría volatilidad en esta época del año. En ese camino justificaron el desarme de las LEFI (advirtieron que hubiera sido peor que hoy existieran y que esperaban que esa volatilidad de tasas darían más estabilidad al tipo de cambio), la suba de encajes y ahora la decisión de que el dólar deje de flotar libremente. Todo pese a que -indirectamente- ya había intervenciones vía regulaciones bancarias y operaciones de futuros del dólar.
“Quieren pudrirla”, justificaron sobre una decisión que afecta la credibilidad oficial, pero que -indicaron- busca proteger un proceso de desinflación largo y tedioso en una previa electoral que se volvió aún más caliente de lo que estimaba: ahí tallan Spagnuolo y los audios.
“El Tesoro Nacional anuncia que a partir del día de la fecha participará en el mercado libre de cambios con el fin de contribuir a su liquidez y normal funcionamiento”, escribió a las 10.49 en secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y mano derecha del ministro de Economía, Luis Caputo. El Gobierno habría tenido que vender unos US$130 millones hoy. Parte para dotar de liquidez al mercado, según precisaron fuentes oficiales; parte por un pago de Enarsa.
La decisión oficial del gobierno de Javier Milei rasguñó el relato de la flotación del tipo de cambio que el Gobierno selló con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras cerrar un acuerdo en abril pasado. Allí, el Banco Central (BCRA) está imposibilitado de vender dentro de la banda de flotación. El Gobierno se había autoimpuesto no comprar, pese a estar en plena cosecha y estar habilitado por el Programa de Facilidades Extendidas, hasta romper la banda baja (entonces en $1000), pero ese momento nunca llegó y el Tesoro salió a hacerse de dólares vía licitaciones de deuda y adquisiciones gracias al superávit. Todo en medio de las dudas sobre la meta de acumulación de reservas del Fondo que terminó en una primera auditoría incumplida y finalmente reformulada.
En el Gobierno tienen identificado a un banco en particular en las últimas operaciones que, con poco volumen, terminaron de desestabilizar el mercado en una semana clave. No es europeo, ni argentino, ni americano. Todo confluye con el “espionaje ilegal”, dijeron en la Rosada y el caso Spagnuolo, que complicó al oficialismo luego de los reveses en el Congreso -por el superávit fiscal- y las LEFI.
En Casa Rosada no dudan de Karina Milei -que es Javier Milei- y cuestionan las “operaciones de inteligencia” contra cualquier persona y también contra el Poder Ejecutivo. “Lo de Spagnuolo es falso”, repiten y replican que es algo que Milei ya ratificó varias veces públicamente.
Con relación a la decisión de intervenir, sentenciaron que el Tesoro compró dólares, a los que califican como “artillería”, para este momento crítico. Entienden que el riesgo país puede subir coyunturalmente por el temor que genera la decisión de vender dólares para sostener el tipo de cambio entre los acreedores de la Argentina, pero consideran que era peor “dejar estallar todo” y que el diferencial con los bonos del Tesoro americano sería mucho más alto si el Ministerio de Economía no hubiera tomado la decisión que se conoció hoy.
“No íbamos a intervenir sin que nadie lo vea”, dijeron sobre el anuncio de hoy, a pesar de que el mercado y varios analistas ya descontaban que había habido pequeñas intervenciones ya desde la semana pasada. En el Ministerio de Economía confirmaron las ventas a LA NACION el sábado, pero negaron que fueran para vender en el mercado de cambios. Hablaron de “pequeñas ventas intra sector público”, entonces.
“Hoy quieren pudrirla. No nos podemos regalar”, reafirmaron en Casa Rosada. “Desde que arrancamos el año, se la ven negra”, cuestionaron. “El viernes esto termina”, se aventuraron cerca del Presidente sobre la turbulencia que vive el mercado cambiario. Allí están seguros de que la elección del domingo en la provincia de Buenos Aires será “el techo para el kirchnerismo” y “el piso para el mileismo” de cara a los trascendentales comicios nacionales del 26 de octubre.