Uno de los episodios clave de la saga de atentados ocurridos en marzo de 2024, que incluyó los asesinatos de cuatro trabajadores, comenzó a abordarse judicialmente este jueves en una audiencia pública. Se trata del ataque a tiros contra un colectivo que trasladaba a agentes del Servicio Penitenciario, hecho por el que fueron imputados autores intelectuales y materiales. También les atribuyeron integrar una asociación ilícita y distintos delitos a cada uno de sus miembros.
La investigación del fiscal Federico Rébola llevó a la imputación de los presuntos autores materiales y a quien fue parte de la organización. Se trata de Walter «Viejo» González, recluso desde hace más de una década que estuvo a la cabeza de una banda dedicada al narcomenudeo con base en Capitán Bermúdez pero extendida a otras localidades de la zona. Al momento del hecho estaba detenido en el pabellón 25 de la cárcel de Piñero, donde entre otros reclusos compartía con su sobrino Brian «Gordo» González, también imputado como parte del plan.
La hipótesis del fiscal, al igual que lo sostuvo el ministro de Justicia y Seguridad Pablo Cococcioni en una conferencia realizada antes de la audiencia, es que se trató de una represalia organizada por reclusos ante los cambios en las políticas penitenciarias. Todo enmarcado en el comienzo de la gestión del gobernador Maximiliano Pullaro y una serie de otros atentados que en principio no están conectados entre sí pero forman parte de un mismo trasfondo.
La Fiscalía sostiene que el Viejo González, por medio de sus visitas familiares, ordenó el ataque y también pidió que siguieran al transporte de penitenciarios para conocer su recorrido y horarios. Sin embargo, de acuerdo a la imputación, de esta maniobra formaron parte otras personas que no fueron identificadas. Es otra causa que expone las facilidades que los reclusos tuvieron para organizar hechos violentos, incluso en tiempos en los que ya se había puesto en marcha el nuevo régimen para presos de alto perfil.
Los tiros
El 2 de marzo por la mañana, cerca de las 11, fue atacado a tiros el colectivo de la empresa Laguna Paiva que trasladaba a 33 pasajeros entre los que iban agentes del Servicio Penitenciario desde la cárcel de Piñero a distintas localidades santafesinas. Ocurrió cuando el vehículo iba por Circunvalación de sur a norte y dos gatilleros dispararon desde un Volkswagen Bora que se le puso a la par.
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Como resultado del ataque un agente penitenciario que iba en la planta baja del colectivo fue herido por un roce de bala en la zona del cuello. Por fuera de esa fortuna que evitó víctimas fatales, lo más alarmante fue el hallazgo de un mensaje amenazante: «Los presos de alto perfil que tengan el mismo privilegio que los demás». En ese marco es que el fiscal Rébola consideró que se trató de una represalia «a raíz del aumento de la rigurosidad de las condiciones carcelarias».
En la misma línea, previo a la audiencia, declaró en conferencia de prensa el ministro Cococcioni, que además dijo «confiar en que la Justicia va a acompañar las medidas que se expidan para que quede claro que estas personas no se la llevan de arriba». «Fue uno de los primeros actos de represalia de las organizaciones criminales, fundamentalmente en respuesta a las políticas penitenciarias iniciadas el 11 de diciembre de 2023», explicó Cococcioni en la conferencia. El ministro resumió aquellas decisiones en «la reforma de los protocolos de requisas, en la restitución del régimen de alto perfil y en términos generales en el endurecimiento de condiciones carcelarias principalmente para los líderes de las organizaciones criminales».
Trasfondo del ataque
El fiscal atribuyó a Walter «Viejo» González instigar el ataque mediante su pareja, Joana Rodríguez, quien lo visitaba en la cárcel, a quien le pidió que «coordine tareas investigativas» para identificar horarios y recorridos de los colectivos que trasladaban agentes penitenciarios. Por medio de otro recluso de Piñero, Ricardo «Maluma» Díaz, también conocido como «Chaque», pidió que organizara a los gatilleros. Las armas fueron provistas por un sobrino del Viejo, otro conocido recluso, Brian «Gordo» González. Los tiradores que consiguió Maluma Díaz fueron Osvaldo «Primo» Riquelme y Walter Chávez.
Como parte de las evidencias para imputar a Viejo González como instigador del ataque el fiscal expuso la declaración de un testigo reservado desde el interior de la cárcel. Esta persona aseguró escuchar a González, en reiteradas ocasiones, amenazar a agentes con «dar tiros a la casa o al colectivo de la cárcel». Ya luego del ataque, cuando se realizó una requisa en la cárcel, el mismo testigo aseguró que González hablaba con el Gordo Brian sobre el suceso. «¡Me mato si no fueron los guachos que le dieron al colectivo! Te dije que le iban a dar», aseguró que dijeron los ahora imputados.
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En cuanto a la autoría material, el rol de los gatilleros comenzó a conocerse a partir de la declaración de un testigo, antiguo integrante de la banda, que ubicó a Riquelme en el lugar de los hechos. «Todo lo que hacía él lo contaba para hacerse ver, se pensaba que le quedaba lindo contar eso», se ventiló en audiencia que declaró esta persona. Fue clave el peritaje sobre una de las líneas telefónicas de este imputado, cuya antena impactó en la zona del hecho a la hora en que ocurrió el ataque.
El fiscal Rébola consideró que el plan fue «tirar a matar» e imputó a los seis involucrados el delito de tentativa de homicidio calificado por la condición especial de la víctima, por tratarse de un miembro de las fuerzas de seguridad pública penitenciaria y agravado por el uso de arma de fuego. Para el Viejo González y Díaz fue como instigadores, para Gordo González y Joana Rodríguez fue como partícipes primarios, mientras que para Chávez y Riquelme fue como coautores.
Una asociación ilícita
En la misma audiencia los imputados por el ataque al colectivo fueron acusados también como miembros de una asociación ilícita junto a otros involucrados. Además a distintos integrantes de la banda les atribuyeron varios delitos: un homicidio, encubrimiento, robo de una moto, una balacera fallida a un bar de La Florida, un intento de doble homicidio y una golpiza a un menor que formaba parte de la organización.
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La asociación ilícita, de acuerdo a lo que expuso la Fiscalía, fue liderada por el Viejo González desde la cárcel y funcionó al menos desde julio de 2023. Además de los ya acusados por la balacera al colectivo, los otros miembros de la banda son Héctor Gerber, Marta González (madre del Viejo), Diego Rica y Evelyn Riquelme.
El fiscal Rébola explicó que la banda también fue integrada por menores y que se caracterizó «por fuertes lazos familiares en el núcleo encargado de la toma de decisiones de las actividades criminales». En ese sentido describió que la organización se dedicó a la venta de drogas y a la intimidación pública, a partir de lo cual estuvo detrás de homicidios y atentados contra la seguridad pública.