La NASA anunció el descubrimiento de un planeta gigante en el sistema estelar más cercano a la Tierra que podría albergar vida, aunque no en las condiciones que conocemos. El cuerpo celeste se encuentra a tan solo cuatro años luz de distancia y fue posible descubrirlo gracias al Telescopio Espacial James Webb, que está en funcionamiento desde diciembre de 2021. Este hecho representa un paso clave en la exploración de exoplanetas.
El planeta orbita Alfa Centauri A, una de las tres estrellas que forman el sistema triple Alfa Centauri, es visible únicamente desde el hemisferio sur. Se trata de un gigante gaseoso, similar en tamaño a Júpiter, que aunque no es apto para la vida terrestre, podría tener lunas con condiciones propicias para la existencia de organismos.
Las observaciones se realizaron con el instrumento de infrarrojo que tiene el telescopio y que permite analizar objetos cercanos con gran precisión. “Este sistema, por su proximidad, nos ofrece una oportunidad única para estudiar mundos muy diferentes al nuestro”, explicó Charles Beichman, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y coautor de la investigación.
Detectar el planeta no fue una tarea sencilla. En primer lugar, la cercanía y el brillo de las estrellas de Alfa Centauri hicieron extremadamente compleja la observación, incluso para el telescopio espacial más potente del mundo. Así que el equipo debió utilizar un modelado computacional para confirmar que el objeto detectado no era un error instrumental ni una estrella de fondo, sino un posible planeta.
El descubrimiento inicial se produjo en agosto del 2024 y fue descrito por el estudiante de doctorado Aniket Sanghi, de Caltech, como un “planeta en desaparición” debido a que algunas simulaciones mostraban que podría acercarse demasiado a su estrella y hacerse indetectable en determinadas épocas.
Si la existencia del planeta se confirma, este sería el mundo más cercano a la Tierra habitable. La NASA prevé obtener imágenes más detalladas en 2027, cuando se lance el telescopio espacial Nancy Grace Roman, que podría incluso revelar detalles sobre posibles lunas.
Esta observación se suma a una creciente lista de descubrimientos que esta herramienta está realizando desde su puesta en funcionamiento. Entre ellos se encuentran:
Esto ocurrió en un planeta enorme, conocido como K2-18b, que orbita alrededor de una estrella situada a 120 años luz de la Tierra. Un análisis repetido de la atmósfera del exoplaneta sugirió la abundancia de una molécula que en la Tierra solo tiene una fuente conocida: organismos vivos como las algas marinas.
El James Webb detectó galaxias que se formaron apenas 300 millones de años después del Big Bang, lo que significa un retroceso mayor en el tiempo que cualquier otro telescopio anterior.
El telescopio identificó vapor de agua en la atmósfera de exoplanetas como WASP-96b, un gigante gaseoso. Esto abre posibilidades en la búsqueda de planetas habitables.
Mostró auroras, los anillos y la atmósfera del planeta gigante con una claridad nunca antes lograda, incluso reveló tormentas y bandas de gas con movimiento activo.
Captó imágenes en infrarrojo de Saturno y algunas de sus lunas, que dan cuenta de dinámicas atmosféricas y posibles rastros de actividad geológica.