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Ajuste, soberanía e interés privado: el lado B de la campaña al cañón submarino Mar del Plata

La campaña “Talud Continental IV” al cañón submarino Mar del Plata está en boca de todos: el streaming que acompaña a las tareas de más de 30 investigadores nacionales y norteamericanos despertó el interés de miles de personas, mientras en paralelo científicos recolectan información que permitirá avances en los próximos años tal como ocurrió en las primeras tres ediciones. Pero las condiciones en las que se da la campaña actual -a bordo de un buque norteamericano- no escapan al contexto de ajuste al sistema científico nacional por parte del gobierno de Javier Milei e incluso despiertan suspicacias sobre la fuerte injerencia de intereses privados y extranjeros frente a recursos estratégicos.

La campaña inició el 22 de julio y se llevará adelante hasta el 10 de agosto. En ese lapso, se espera que investigadores nacionales -algunos de ellos marplatenses- aprovechen la utilización por primera vez de la tecnología de punta del Instituto Oceanográfico Schmidt para recolectar abundante información sobre los ecosistemas marinos en un área clave del Mar Argentino como el cañón ubicado a unos 200 kilómetros de la costa de Mar del Plata y que llega a profundidades de 4.000 metros.

Y todo, acompañado de una trasmisión en vivo que llega a todo el mundo a través del canal de YouTube de la fundación norteamericana que gestiona el Instituto. Y el interés que despertó es evidente: la última campaña realizada tiene transmisiones que no llegaron a las 7 mil visualizaciones. Ese número, sin embargo, es el mínimo que obtuvieron -al menos hasta la publicación de esta nota- las realizadas en torno al cañón Mar del Plata, e incluso la transmisión de este martes tuvo un pico inédito de alrededor de 200 mil vistas.

Es que el fenómeno rápidamente copó los medios y las redes sociales por la calidad y la diversidad de las imágenes con las que está más que logrado el componente de divulgación científica buscado. Sin embargo, más allá de los valiosos avances científicos que pudiera representar para la ciencia nacional, también se trata de un hecho que merece ser contextualizado y que, según algunos especialistas, también contempla algunas controversias que deben ser tenidas en cuenta.

El ajuste

Desde 2014, Argentina tiene un programa denominado “Pampa Azul”, una iniciativa que en su lanzamiento abarcaba múltiples áreas ministeriales con el objetivo de generar conocimiento e impulsar investigaciones con un horizonte planteado en el marco de una política pública de fomento al conocimiento: tras su relanzamiento en 2020, tenía una agenda de trabajo que llegaba hasta el 2030.

El primer -y por ahora último- congreso del programa, con participación de funcionarios nacionales, provinciales y empresarios, tuvo lugar en noviembre de 2023 en Mar del Plata, es decir, antes del cambio de gestión. ¿Qué pasó desde entonces? Paralización, investigaciones que solo recibieron una parte del financiamiento acordado y surgimiento de proyectos paralelos -como el “Pampa Azul bonaerense”- que intentan con recursos más limitados sostener líneas de financiamiento y continuidad de proyectos que el gobierno de Milei cortó.

Juan Emilio Sala es investigador independiente del Conicet, fue el director ejecutivo del programa Pampa Azul y actualmente coordina la iniciativa “Pampa Azul Bonaerense“. En diálogo con Qué digital, recordó que las primeras expediciones al cañón Mar del Plata, realizadas entre 2012 y 2013 a bordo del buque oceanográfico ARA Puerto Deseado del Conicet fueron lideradas por el propio organismo científico nacional. “Casi que fue uno de los gérmenes que inspiró al nacimiento de Pampa Azul“, recordó.

Sin embargo, la campaña actual es muy diferente, no solo por la presencia de un vehículo no tripulado (ROV SuBastian) prácticamente único en el mundo y que supera ampliamente las posibilidades de muestreo que tenía el ARA Puerto Deseado, buque que, en palabras de Sala, actualmente está inoperativo “por la gran cantidad de años que tiene y por los distintos abandonos que tuvo en su mantenimiento, en particular el que padeció durante la gestión del ingeniero Mauricio Macri, cuando estuvo arrumbado en el puerto de Mar del Plata coleccionando óxido”. Es que en este caso, la campaña a bordo del buque Falkor Too de la fundación norteamericana Instituto Oceanográfico Schmidt (SOI) no surgió por una iniciativa propia del Conicet.

“Lo que hace la fundación es hacer llamados de ‘expresiones de interés’ en las que grupos de investigadores de varias instituciones pueden presentarse sin necesidad de, a priori, la representación institucional. Luego, si el SOI aprueba el proyecto de campaña, en función de sus intereses, los grupos tienen que solicitar permiso a sus respectivas instituciones. Y, como se van a tomar muestras en territorio marino de jurisdicción nacional (como el lecho y subsuelo del talud que está dentro de las 350 millas náuticas), interviene Cancillería y el Consejo Federal Pesquero en la decisión final si se aprueba o no. Pero es importante destacar que son los grupos de investigación los que arman las propuestas y las envían para su evaluación al SOI”, explicó.

Así, se trata de una campaña que se desarrolló en estas condiciones -con la utilización del barco norteamericano y por iniciativas particulares-, en parte, por la paralización del Pampa Azul. “Estas campañas, y no sólo la que está en marcha en el talud, no podrían estar circunscriptas a Pampa Azul porque dicha iniciativa fue exterminada por el gobierno actual de Milei, de la misma forma que se está exterminando sistémicamente el complejo de ciencia y técnica argentino que nos dio tres Premios Nobel y tantos logros a nivel mundial”, contextualizó Sala y destacó la experiencia que en paralelo impulsó el gobierno provincial, aunque por cuestión jurisdiccional con investigaciones de hasta 12 millas de alcance.

Soberanía y geopolítica

La campaña se realiza en el cañón Mar del Plata, es decir, en gran parte en áreas de jurisdicción nacional, dentro de la plataforma continental argentina, y con implicancia de recursos naturales estratégicos nacionales. Es por ello que el trabajo del buque de bandera de Islas Caimán debe obtener autorizaciones.

Al respecto, la ausencia de una gestión institucional coordinada y como parte de una política pública se ve directamente en el permiso tramitado ante el Consejo Federal Pesquero: el acta 15/2025 en la que se autorizó la investigación en aguas del Mar Argentino surge de un pedido realizado mediante “notas verbales” de la propia Embajada de Estados Unidos remitidas por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores, y apenas menciona la participación de al menos un investigador del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), aunque finalmente se embarcaron unos 30 científicos nacionales.

Y, en ese sentido, previamente también el Consejo Federal Pesquero ya había otorgado un permiso para la fundación, en ese caso para realizar en el primer trimestre de este año tareas similares en inmediaciones de las Islas Sándwich del Sur, también territorio nacional. En este caso, según el acta 5/2025 del CFP, se había confirmado la participación de un observador de la Armada y de una investigadora marplatense.

Y, además de estas dos operaciones, se espera que este año haya otras dos campañas en el Mar Argentino: frente a Bahía Blanca y en plataformas patagónicas.

Y uno de los principales atractivos que tiene para el público no académico pasa por ver el fondo del mar en vivo y en directo, pero también ver los ejemplares que se extraen para su investigación. ¿Qué pasará con esas muestras de los recursos nacionales? Si bien se espera que queden para los investigadores nacionales embarcados, la presencia de investigadores estadounidenses también genera dudas en Sala: “Lo que escucho de los colegas es que todas las muestras colectadas (biológicas y de sustrato) quedarán en la Argentina, pero me gustaría mucho saber si no habrá replicas que vayan a parar a Estados Unidos”.

En esa línea, señaló la relevancia de las muestras genéticas que se puedan extraer de los organismos para la industria farmacológica. “¿Cómo saber que esas secuencias no serán luego patentadas por corporaciones del país que provee la plataforma de investigación? Son preguntas para las cuales no tengo respuestas pero que creo que no se están haciendo en el medio del furor de lograr ver y conocer las maravillas de nuestros fondos marinos”, recalcó.

Otro punto, y que también coincide con algunos de los argumentos que se escucharon en contra de la prospección sísmica en busca de hidrocarburos en el lecho marino por parte de empresas multinacionales, pasa por la información recolectada por la fundación. “El Falkor Too está perfilando con máxima precisión nuestros fondos marinos y tomando imágenes de sitios estratégicos de nuestro mar que se proyectan a todo el mundo ¿sin filtro?, siendo esto en algunos casos un posible problema de intereses nacionales. ¿Qué pasaría si el ROV SuBastian encuentra con su súper cámara en Full HD nódulos polimetálicos o sitios de venteo de gas? Ambos recursos estratégicos cuyas locaciones no tendríamos por qué compartir con países extranjeros“, planteó.

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