No fue un miércoles de agenda sencilla para Ignacio Torres. El gobernador de Chubut está a punto de ser padre por primera vez. Victorio, el hijo que tendrá con su pareja Ornella, nacerá en las próximas horas.
En medio de esa vorágine familiar, Torres fue el anfitrión de un encuentro con otros cuatro mandatarios provinciales que terminó teniendo muchísima más repercusión mediática de la que se imaginó temprano.
Cerca de la cuatro tarde se bajó el mensaje común de que la cumbre iba a incluir un temario mucho más audaz que el previsto inicialmente, que contemplaba una fuerte defensa de las provincias a los dos proyectos de ley que tienen media sanción en el Senado por el reclamo de ATN’s y por el impuesto a los combustibles.
Cinco y media, cuando los gobernadores llegaron a la casa de Chubut, ya tenían decidido el lanzamiento de un frente electoral que promovían principalmente los dos cordobeses presentes en el encuentro: el actual gobernador Martín Llaryora y su antecesor Juan Schiaretti, invitado a la cumbre porteña.
Casi en simultáneo, fueron llegando Maximiliano Pullaro, Llaryora, Schiaretti, Torres y el jujeño Carlos Sadir. Y sobre el fleje apareció de sorpresa el santacruceño Claudio Vidal, convocado por su par patagónico, Torres, con quien tiene diálogo frecuente por temas propios de la región.
La reunión duró una hora y media. Terminó poco después de las 19.30 y en la misma se pactó la publicación de un comunicado conjunto. Cerca de las 20, se difundió a la prensa, pero las charlas continuaron hasta la medianoche, a la espera incluso de algún tipo de reacción del Gobierno, que por ahora no llegó.
Un día después, se prevé que los acuerdos cerrados a nivel provincial, con proyección nacional, puedan extenderse a otros distritos gobernados por mandatarios no K. Se trata del armado que Clarín contó hace dos semanas, que tiene en la mira jugar electoralmente en 2027, contra Milei y contra el kirchnerismo.
Hay dos decisiones tomadas, en ese camino. No van a hacer ningún tipo de acuerdo en la provincia de Buenos Aires, ni con Somos, la tercera vía que se armó, ni con otro espacio que pueda competirle tanto a Axel Kicillof como al mileísmo bonaerense.
En la Ciudad sí se explora un acuerdo, que todavía está en ciernes porque el cierre de alianzas para las elecciones del 26 de octubre será recién el jueves 7 de agosto.
Lo que haga el PRO de Jorge y Mauricio Macri será decisivo: si reviven una suerte de Juntos por el Cambio a nivel porteño, hay chances de un acercamiento. Si juegan electoralmente con los Milei, no negociarán y quizás se pueda construir una alternativa con el radicalismo de Martín Lousteau.
No obstante, la principal intención del nuevo frente federal es tener presencia en el Senado y en Diputados. Los cálculos que hacen los gobernadores es que ya con este acuerdo, sumando aliados de otras fuerzas como el PRO, pueden convertirse en el principal interbloque de la Cámara alta después del kirchnerismo a partir del 10 de diciembre. En la Cámara baja también esperan tener peso propio para mover leyes que garanticen un mejor reparto.
Fuentes cercanas a las provincias, por ahora, separan la creación del nuevo frente con un eventual respaldo o rechazo a los vetos que firmará Javier Milei al paquete de leyes que sacó el Congreso a principios de julio. «Son caminos separados, negociaciones diferentes», anticipan sobre lo que se espera sea una relación de tensión con el Gobierno de aquí en adelante.