Alfredo Alegre, un hombre de 73 años, de Reconquista, aún no puede creer lo que le ocurrió una mañana de principios de mayo, mientras estaba en su canoa, en su rutina de pescar con trasmallo. Estaba una laguna poco profunda, cuando, pese a su oficio y experiencia, no alcanzó a prevenirse del riesgo: no llegó a ver al animal hasta que le dio vuelta la piragua. Y cayó encima. “¡Era un bicho tremendo!”, recuerda.
Todavía no entiende qué ocurrió en verdad. Cree que el daño aumentó cuando comenzó a tirar con fuerza para recuperar su propio brazo. Pero seguía dentro de la boca de un monstruo, que lo apretaba con sus dientes. Sin saber cómo, atinó a un último intento. Y giró.
“Torniquetes”, recuerda Alfredo Alegre. Y el milagro ocurrió: pudo zafar. Y acudió al Hospital de Reconquista: allí lo curaron, le cosieron las heridas y le dijeron quién se las había provocado. Un “niger”. Un Melanosuchus niger, que es, nada más y nada menos, que la especie de caimán más grande del mundo, nativo de la cuenca amazónica, y presente en el río Paraná, hasta el norte de Santa Fe.
A Alfredo Alegre no le interesaba tanto detalle, ni mucho menos: se le empezó a inflamar el brazo, por lo que regresó al nosocomio, donde le indicaron internarse de urgencia. Fue a cirugía: “Me abrieron el brazo en tres partes porque estaba todo infectado por dentro”.
Alegre atravesó bien la cirugía y actualmente se encuentra en recuperación, en su casa.
Con información de Radio Hoy.