En el otoño argentino, con una paleta de colores que van del rojo al dorado, algunos destinos turísticos alcanzan su máximo esplendor. Hay lugares tan lindos que decidir por un destino no es una tarea fácil. De norte a sur los paisajes varían de acuerdo a la geografía y, a las características climáticas de cada estación. Hay turistas que visitan esos lugares en verano o invierno pero eligen volver en otoño para disfrutar de otras bondades. Desde la Patagonia hasta los Valles Calchaquíes hay lugares sorprendentes, perfectos para visitar en baja temporada.
Con temperaturas más templadas, colores intensos y menos turistas, el otoño es ideal para explorar paisajes argentinos. Sitios históricos, gastronomía y trekking son tres de las actividades ideales para explorar sea cual sea el destino, ya que, todos los horizontes son aptos para las mismas. Provincias como Neuquén y Santa Cruz en el sur, Salta y Jujuy en el norte son destinos que siempre sorprenden e invitan a redescubrirlos en cada momento del año.
Estos cuatro destinos no solo deslumbran por sus colores, sino también son perfectos para desconectar, reconectar y dejarse sorprender. ¡Mirá!
Santa Cruz: El Chaltén en otoño
Ubicado a 1830 km del Alto Valle de Neuquén y Río Negro, y a 220 de El Calafate, El Chaltén es un pueblo de montaña en plena Patagonia que ofrece algunos de los paisajes más impactantes del país. En otoño, los bosques de lengas y ñires se visten de rojo, naranja y amarillo, creando una postal inolvidable en contraste con las cumbres nevadas del cerro Fitz Roy.
En sus senderos como Laguna Capri, Laguna Torre y Loma del Pliegue Tumbado se puede realizar avistajes de cóndores en el Mirador de los Cóndores. El trekking también es una de las actividades relajantes para disfrutar de la caminata entre montañas y bosques.
El escenario es ideal para senderistas, fotógrafos y quienes buscan un lugar tranquilo para pasar unos días de descanso y paseos alejados del ruido de la ciudad.
Neuquén: Villa La Angostura en otoño
A 452 km del Alto Valle y, a tan solo 80 de Bariloche esta joya del sur neuquino se transforma en otoño. Con sus bosques el Parque Nacional Nahuel Huapi despliega un abanico de tonos que reflejan sobre los lagos.
Esta época es ideal para tomarse el tiempo de sentarse a sus orillas a contemplar el paisaje y seguir caminando por entre los pueblos cordilleranos. Por supuesto que, la ruta de los Siete Lagos, que nos lleva hasta San Martín de los Andes, se vuelve aún más mágica en esta época del año.
Además, es imperdible realizar paseos por el Bosque de Arrayanes, miradores panorámicos, navegar por el lago Nahuel Huapi, recorrer la zona en bicicleta por senderos rodeados de coihues. Es un lugar para compartir con la familia o en pareja, pero, de seguro es un sitio para los amantes del paisaje.
Salta: Cafayate en otoño
En el extremo norte, a 1.775 km de Neuquén y a unos 190 km de la ciudad de Salta, Cafayate es un destino perfecto para combinar enoturismo con naturaleza. En otoño, los viñedos mutan al dorado y rojo mientras la Quebrada de las Conchas sigue sorprendiendo con sus formaciones rocosas únicas.
Visitar Salta es sinónimo de degustar vinos torronteses, caminar por la Quebrada y la tranquilidad de los atardeceres norteños, realizar paseos en el teleférico, visitar museos, y es un lugar maravilloso para quienes gustan del vino y recorrer lugares culturales.
Jujuy: Quebrada de Humahuaca en otoño
En otoño, Jujuy, a 2.200 km del Alto Valle, se transforma en un destino vibrante que combina paisajes multicolores y herencia cultural. La Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad, despliega una paleta de colores terrosos realzada por la luz otoñal, invitando a recorrer sus pintorescos pueblos coloniales como Tilcara y Purmamarca.
El Cerro de los Siete Colores es ideal para senderismo. Una excursión a las Salinas Grandes ofrece paisajes de blanco contrastando con el cielo límpido, perfecto para experiencias únicas como paseos en 4×4.
Para los interesados en la historia, el Pucará de Tilcara revela vestigios de antiguos asentamientos prehispánicos. Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de actividades de aventura como trekking y cabalgatas en un clima templado y agradable, además de la observación de aves, incluyendo cóndores. Además, la gastronomía jujeña ofrece sabores reconfortantes como empanadas, humitas y locro, perfectos para disfrutar después de un día de exploración.