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El Estado se retira, las feministas no: la Campaña por el Aborto redobla su organización para que no falten más anticonceptivos ni insumos para garantizar la IVE

Por Candela Ramírez

El último fin de semana de abril, Rosario fue sede de la plenaria anual que hace la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Además, se cumplen veinte años desde la fundación de este espacio que fue clave para la aprobación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en diciembre de 2020 pero también en otras leyes y normativas que tienen como foco la autonomía de las mujeres y sus derechos sexuales y reproductivos.

Silvia Augsburger, rosarina, fue la primera legisladora argentina que presentó un proyecto de IVE en el Congreso. En diálogo con el El Ciudadano repasó estos años de trabajo, los cambios de contextos políticos-sociales y qué planes tienen.

Augsburger integra la Campaña desde su fundación en 2005 el mismo año que entró al Congreso como diputada del Partido Socialista. Ese fin de año llevó al Congreso miles de firmas de todo el país para que el tema sea tratado en el recinto. Recién en 2008 presentó el proyecto con su firma. Ahora sólo milita en la Campaña.

El plenario 2025 se hizo en el salón de actos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario, ubicada Avenida Pellegrini 205. Participaron cien mujeres, representando a veintidós regionales de todo el país. Y pasó algo significativo: cuando la ley IVE se sancionó en 2020, algunas activistas consideraron que la Campaña ya no tenía razón de ser y dejaron de militar. En el medio, cambió el signo político local —y mundial—. El presidente Javier Milei y su partido, La Libertad Avanza, eligieron al aborto y a la educación sexual integral como uno de sus blancos de ataque. Esas militantes que se habían ido en diciembre de 2020, volvieron.

“Queremos reivindicar a Rosario en estos 20 años porque este país es porteñocéntrico y Rosario siempre jugó un papel clave en la campaña”, define. Y es que fue en esta ciudad que se presentó por primera vez un pañuelo verde, en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo sede aquí en 2003.

“Rosario siempre tuvo pluralidad al interior de la regional y por eso tantas veces se ha hecho la plenaria en Rosario. Cuando no se puede hacer en otro lado, Rosario garantiza por decirlo de algún modo”, subraya.

Ausburguer destaca dos ideas: “Lo que obstaculiza el Estado lo resuelve el activismo”; y “Derecho que no se conoce, no se ejerce”. La Campaña vuelve al activismo artesanal, a la asistencia ante cualquier emergencia y las mesitas en las calles.

—¿Qué objetivos tiene la Campaña hoy? ¿Qué situación hay en relación a los derechos reproductivos?

—La triple consigna fundadora sigue vigente: anticonceptivos para no abortar, educación sexual para decidir y aborto legal para no morir, sigue vigente. La diferencia entre el 2005 y hoy es que tenemos ley de derechos sexuales y reproductivos, de 2002, que obliga al Estado nacional a distribuir anticonceptivos en todo el país. En 2006 sale la ley de educación sexual integral (ESI) nacional y en 2020 se sanciona el aborto legal.

La situación que nos diferencia es que el gobierno nacional hoy incumple tanto la ley de derechos sexuales y reproductivos, es decir, no distribuye anticonceptivos a los efectores públicos del país y eso está reflejado en todos los informes que cada regional hizo para esta plenaria.

—Todas coinciden en eso.

—Todas coinciden en eso, no sólo se incumple la ESI sino que se ataca y hay hasta denuncias penales contra docentes que cumplen la ley y llevan adelante la ESI. En relación al aborto legal, el gobierno de Milei no compró ni envío un solo insumo para hacer abortos. Es decir, no compró ni misoprostol ni mifepristona, no hizo el envío a ninguna provincia. Esos insumos antes venían de Nación y son su responsabilidad.

Algunas provincias tienen la voluntad política de comprar o de producir estos insumos. Es el caso de Santa Fe, que produce mifepristona. Pero hay otras provincias que basadas en que Nación no manda los insumos, se desentienden. Por lo tanto, esos derechos que están en las leyes se van vaciando. Hasta mediados del 2024 tuvimos todos los insumos que había comprado el gobierno anterior pero después empezó a haber situaciones difíciles, que terminaba resolviendo la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir.

—El Estado se retira y las organizaciones vuelven a tener más protagonismo

—Sí, el activismo militante para garantizar el derecho.

—Y dependen en buena medida de las decisiones que tomen los gobernadores.

—Sí, dependemos de las provincias, de si tienen voluntad de comprar los insumos. En Santa Fe se compraron anticonceptivos, aunque no todos. Nosotras teníamos una canasta donde las mujeres que acudían a los efectores públicos de salud tanto municipales como provinciales, podían elegir. Hoy no, hay anticonceptivos que salen más caros y no los compran.

Además, hasta que esto se puso en marcha, hubo licitaciones y luego con la distribución tuvimos dificultades. Incluso hoy en el informe que hacemos mostramos que sigue habiendo dificultades en la articulación entre municipio y provincia. Creemos que se debe aceitar.

Por supuesto el objetivo es garantizar la triple consigna a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar a lo largo y ancho del país. Por eso una de las acciones que definimos en la campaña es un monitoreo social para mostrar qué es lo que está pasando en cada uno de los lugares donde activamos.

—Para ahondar en Santa Fe, ¿cómo describirías la situación? Decís que el gobierno avanzó en la compra de anticonceptivos

—Sí. Ya venía produciendo misoprostol para abortar y ahora distribuye desde diciembre del 2024 mifepristona. Se trabaja desde la cartera de salud y la producción del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF).

—Esto continúa como política de Estado.

—Siguió como política de Estado, no hubo ninguna discontinuidad en eso. Es más, avanza. Ahora creo que todavía no obtuvieron la autorización para comercializar, pero van a vender a otros lugares del país. Así que eso viene bien porque las provincias que le venían comprando misoprostol al LIF ahora van a poder comprar mifestrona. Y es una continuidad, no hay diferencia entre un gobierno y el otro.

—¿Tienen buen diálogo con el ministerio de Salud provincial?

—Sí, tenemos diálogo permanente, la campaña siempre lo ha buscado. De hecho, en mayo tenemos una propuesta que nos hizo la UNR. El Área de Género tiene un mapa virtual donde se pueden ver las organizaciones de Rosario que atienden violencia de género, los llamados puntos violeta. La UNR nos propuso ahora hacer los puntos verdes: los efectores públicos donde se puede recurrir cuando alguien toma la decisión de abortar o tiene el derecho de abortar por alguna de las causales.

A su vez, haremos una capacitación para todas las organizaciones territoriales que quieran acompañar, no como como socorristas sino acompañar cuando una mujer no sabe qué hacer frente a un embarazo no deseado: informarlas acerca de la ley, no sólo la del aborto, sino también la de derechos sexuales y reproductivos porque con la anticoncepción también tenemos dificultades.

—¿Fueron recibidas por el gobierno nacional?

—No, el gobierno nacional designó hace muy poco a una persona en el espacio de de salud sexual y reproductiva y la Campaña Nacional enseguida pidió formalmente una reunión. Nunca se concretó. Incluso muchas sororas del espacio de la Unión Cívica Radical y de La Libertad Avanza que jugaron un papel importante en la aprobación de la ley en 2020 en el Congreso, hoy no levantan la voz frente a estos incumplimientos claros de las normativas que hay vigentes. Porque el gobierno puede pensar lo que quiera, pero lo que no puede es incumplir la ley. La ley dice que el aborto es legal y que tienen que garantizar insumos en todo el país. Le corresponde al Estado nacional.

—Imagino que en estos veinte años fueron reformulando sus campañas públicas, que llegaron a picos muy efectivos. Fueron encontrando las maneras de intervenir en la conversación pública, la Campaña fue uno de los actores más importantes. Ahora el escenario no es el mismo que en 2015 (primer Ni Una Menos) ni 2018 (el primer debate ley IVE en el Congreso), ¿están repensando cómo comunicar? Parece que ahora están mucho más habilitados los discursos radicalizados en contra de sus consigas, ¿qué pensás?

—Sí, por supuesto, esos discursos estuvieron siempre. Hoy hay actores que se escuchan con mucha fuerza en el Congreso, en la legislatura provincial, que eran quienes iban a los debates televisivos en ese momento cuando discutíamos aborto legal sí o no.

La reformulación de la comunicación es un problema. Fue un tema muy debatido en esta plenaria, porque nosotras siempre lo hicimos en forma militante y voluntaria. Y teníamos muchas integrantes de la Campaña o que se sentían parte de la Campaña en los medios de comunicación y que permanentemente hacían notas y comunicaban lo que la Campaña iba haciendo. Hoy no existe ese escenario: primero porque muchas de esas compañeras hoy no están en los medios de comunicación, porque están absolutamente saturadas laburando en un montón de lugares.
Es un tema que discutimos mucho en esta plenaria y que quedamos en reformular, se va a conformar un grupo de trabajo porque la comisión de comunicación que veníamos conformando en todos estos años no anduvo, no alcanza.

Incluso algunas pensamos que tiene que ser un espacio rentado por las necesidades que hay actualmente, pero eso no se definió todavía. Las que antes nos ayudaban de buena onda, ahora están a full trabajando mucho y el tema no está en agenda. Necesitamos llegar con mucha fuerza. De algún modo, la ola está en marea baja.

—Mencionás que nadie escapa a la crisis económica y que eso afecta la comunicación también. Pero en relación al contenido o al cómo, ¿definieron alguna estrategia de cómo intervenir para ser parte de la conversación pública?

—Tenemos que volver a un lenguaje mucho más llano. Las feministas nos entusiasmamos con la ola y por ahí hablamos en un lenguaje que no habla la totalidad de la sociedad. Tenemos que hablarle mucho más a las jóvenes y niñas, también a las adolescentes. Necesitamos hablar de derechos sexuales en el lenguaje cotidiano.

Por otro lado, nuestra primera acción en 2005 fue poner mesitas en la calle, en Córdoba donde fue la primera reunión. Y se llama Campaña Nacional por el Aborto Legal y Gratuito , porque la idea era trabajar seis meses en juntar firmas en planillas, en mesitas puestas en la calle para que el Congreso de la Nación discutiera el aborto.
¿Y ahora qué dijimos? Volvamos a esas mesitas en la calle, a esas planillas para exigir que el gobierno nacional garantice anticoncepción, lo que hoy incumple.

Una de nuestras compañeras, Marta Rosenberg, usó una frase que me encanta. Dijo: «Talleres al paso». Porque cuando vos ponés la mesita en la calle hay un montón de gente que se acerca y te pregunta y te ponés a charlar.

Es una forma de volver a estar mucho más cerca de la gente de a pie, por decirlo de algún modo. Y por supuesto fortalecer en el activismo feminista todas las marchas callejeras y, como Campaña también ser un actor bien activo en las manifestaciones por otros reclamos.

Cuando fue la marcha por la universidad pública el año pasado y la antifascista en enero, fue bien interesante que muchas personas se ponen en la esquina, ven pasar la marcha y cuando pasa la Campaña se suman porque en otras organizaciones no participan y de la Campaña se sienten parte aunque no activen.

Eso nos pasa. Nosotras nos reímos porque cuando empieza la marcha, en la cabecera somos muy pocas y a lo mejor ya +60 y cuando llegamos al Monumento estamos llenas de pibas en la columna. Por eso también la campaña tiene que seguir estando y activando en la calle.

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