El barrio del verdulero de 80 años que fue apuñalado el 10 de abril de 2024 no tiene respiro. Los robos en la calle y en los comercios no cesan. «No podemos ni ir a tomar un helado con nuestros hijos. Ya no sabemos qué hacer», dicen los vecinos.
El 10 de abril de 2024 Santa Fe se vio conmocionada por el salvaje asalto que sufrió Hugo Schnell, de 80 años, en su verdulería de Av. General Paz y Javier de la Rosa. En el lugar, un joven lo apuñaló varias veces para robarle. Tras luchar por su vida en el hospital Cullen, el hombre se recuperó y hasta volvió a atender su negocio.
Pese al grave episodio, que conmovió profundamente al barrio, los vecinos aseguran que la inseguridad sigue jaqueando a Guadalupe.
«Estamos muy tristes. Está pasando muy seguido (que nos roben) y estamos asustados», setenció Marina, que además de vivir en esa zona de la ciudad tiene su comercio a media cuadra del de Hugo.
Esta semana le robaron los cables de su camioneta y la batería. «Me desperté con esa preocupación; a las 2 de la mañana sentí ruido. No puedo hacer nada porque si llamo al 911 me dicen que no hay móvil. Nadie nos da una contención. Fui (a la comisaría 8va) y no me querían tomar la denuncia. Una hora y media más o menos para que me den una respuesta. Me la hicieron porque me les planté y lloré de la bronca», contó la mujer.
El 10 de abril de 2024 Santa Fe se vio conmocionada por el salvaje asalto que sufrió Hugo Schnell, de 80 años, en su verdulería de Av. General Paz y Javier de la Rosa. En el lugar, un joven lo apuñaló varias veces para robarle. Tras luchar por su vida en el hospital Cullen, el hombre se recuperó y hasta volvió a atender su negocio.
Pese al grave episodio, que conmovió profundamente al barrio, los vecinos aseguran que la inseguridad sigue jaqueando a Guadalupe.
«Estamos muy tristes. Está pasando muy seguido (que nos roben) y estamos asustados», dijo Marina, que además de vivir en esa zona de la ciudad tiene su comercio a media cuadra del de Hugo.
«Los vecinos y comerciantes de General Paz no podemos más. Le robaron todo el cablerío de electricidad a un carnicero de la avenida; a una vecina la bicicleta. Andan por los techos. Son los mismos que pasan, piden, y te vigilan todo», aseguró.
«No podemos ni ir a tomar un helado con nuestros hijos. Estamos desolados. Ya no sabemos qué hacer», concluyó, angustiada.
Fuente: SFA/R1