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El Papa Francisco cumple 12 años de pontificado con salud quebrantada, pero decidido a proteger su legado

El Papa Francisco cumple 12 años de pontificado en el hospital y con la salud quebrantada, pero decidido a proteger su legado reformista. Sigue siendo muy popular, pero enfrenta una feroz oposición interna por las revolucionarias decisiones que tomó con la curia romana.

El líder de la iglesia católica llegó a este aniversario ausente del Vaticano: está internado desde hace casi un mes en el hospital romano Gemelli mientras en turistas y peregrinos participan en una perpetua procesión de oraciones por su vida frente a la basílica de San Pedro.

Francisco, de 88 años, fue internado en el Gemelli por una bronquitis el 14 de febrero, una situación que derivó en una neumonía que afectaba a ambos pulmones, con un cuadro clínico «complejo«.

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Una radiografía confirmó el miércoles la mejora de salud del papa Francisco, hospitalizado por una neumonía bilateral, pero todavía se desconoce cuándo los médicos darán el alta al jesuita argentino de 88 años

A lo largo de su hospitalización, sufrió varias crisis respiratorias que hicieron temer por su vida, pero en la víspera de su aniversario una radiografía confirmó que su salud mejora y el Vaticano dijo que ya no está en peligro de muerte.

Según los voceros papales, durante su hospitalización el pontífice recibió a sus colaboradores más próximos, leyó, firmó documentos, hizo nombramientos y atendió asuntos por teléfono siempre que su estado lo permitió. Cada mañana recibió la Eucaristía y rezó en la capilla privada de la suite papal.

El Papa también envió un mensaje grabado en el que agradeció a los fieles por las oraciones, pero no aparece en público desde el 12 de febrero. Y aunque el estado del jefe de la Iglesia católica haya mejorado, no sé sabe cuánto durará esta hospitalización, la cuarta desde 2021.

El 14 de febrero, Francisco fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis, que derivó en una neumonía que afectaba a ambos pulmones, con un cuadro clínico «complejo»

Pietro Parolin, el cardenal que «gobierna» el Vaticano en tiempos de ansiedad por la ausencia de Francisco

Aunque la salud del Papa Francisco mejoró, la incertidumbre continúa

A lo largo del mes, la falta de certidumbres sobre el futuro avivó las conjeturas sobre si Francisco será capaz de mantenerse en el cargo a medio plazo, y más teniendo en cuenta que el derecho canónico no prevé nada en caso de problema grave que perturbe su lucidez.

La situación fue aprovechada por los opositores del Papa y el ambiente de la Santa Sede fue comparado por un alto funcionario con «una corte renacentista» dividida en pequeñas facciones o camarillas, cada una de ellas tratando de influir en la elección del sucesor de Francisco.

La prolongada hospitalización del Papa Francisco, la más extensa de su papado, también dejó a la Ciudad-Estado en una «zona gris» en la que altos funcionarios y empleados intentan continuar sus actividades sin saber qué deparará el mañana.

Oraciones por el Papa Francisco en el Vaticano.

Los departamentos vinculados a las actividades del Papa fueron los primeros en verse afectados. Aunque en la Curia, la administración central de la Santa Sede que maneja las actividades de la Iglesia en todo el planeta, los asuntos siguen su curso.

Al frente de la Iglesia están hoy el número 2 y el número 3 del Vaticano: el secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, y el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, dos de las pocas personas que visitaron a Francisco en el hospital.

Pase lo que pase, la gravedad de esta situación obligará previsiblemente a Francisco a aligerar su ritmo de trabajo, al menos al principio. Una novedad para el jesuita argentino, conocido por su fuerte ritmo de trabajo y su negativa a tomarse vacaciones.

Sin actividad y con incertidumbre: el Vaticano entró en una «zona gris» por la ausencia del Papa Francisco

«Cuesta imaginar que Francisco reanude sus actividades con el mismo ritmo después de tamaña alerta», señaló una fuente vaticana que prefiere el anonimato. «Necesariamente habrá un período de transición«, observó.

La principal duda ahora será ver si puede cumplir con sus compromisos a corto plazo, empezando por la Semana Santa, en abril. Se recuerda que en marzo del año pasado tuvo que anular su participación en el Vía Crucis del Viernes Santo, en el Coliseo, por motivos de salud.

Otras dudas consisten en si podrá presidir los eventos previstos a lo largo del año en el marco del Jubileo y si podrá volver a viajar. El siguiente desplazamiento al extranjero, que aún no fue oficializado, sería en mayo a Turquía, con motivo de los 1.700 años del Concilio de Nicea.

Preparando el terreno para la sucesión

Quizás consciente de su limitado tiempo, los conocedores de los asuntos del Vaticano afirman que Francisco tomó medidas en los últimos meses para «atar los cabos sueltos» y asegurar la continuidad de su legado en un momento políticamente sensible para la Iglesia Católica.

Argentino y jesuita, Jorge Bergoglio fue elegido Papa en el segundo día del cónclave de marzo de 2013, celebrado tras la inesperada renuncia de Benedicto XVI, quien alegó no tener fuerzas físicas para dirigir la iglesia, que estaba entonces azotada por problemas financieros y éticos.

Un tiempo antes, el Vaticano quedó inmerso en el escándalo de «Vatileaks«, una filtración de documentos que revelaron casos de corrupción y encubrimiento de casos de pederastia, situación que empujó en parte a Benedicto XVI a renunciar el 28 de febrero.

Cuando apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro con una sencilla sotana blanca, el recién elegido Papa presentó inmediatamente una imagen de un tipo diferente de papado. Alegre y franco, contrastaba con su reservado e intelectual predecesor alemán.

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La elección un latinoamericano como Papa fue un signo de la internacionalización de la Iglesia. Muchos celebraron que el liderazgo de la institución dejara de ser «eurocentrista» y los movimientos de Francisco aceleraron esa tendencia.

Además de viajar a nuevas zonas de crecimiento del catolicismo en África y Asia, nombró cardenales de partes del mundo que antes estaban menos representadas, aumentando las probabilidades de que los futuros Papas sean como él: no europeos.

«Durante estos últimos 10 años hemos sido testigos de la mayor redistribución del poder entre ciudades, países y continentes en la historia de la Iglesia contemporánea«, dijo Piero Schiavazzi, profesor de Geopolítica Vaticana en la Universidad de Roma. «El número total de cardenales procedentes del mundo occidental se redujo y, por lo tanto, la influencia geopolítica de Occidente disminuyó, mientras que la del mundo oriental aumentó«.

Decidido a dejar una huella que proteja su legado, a lo largo de estos doce años Francisco -que se movió intensamente para designar a figuras simpatizantes en cargos clave- nombró a 110 de los 140 cardenales menores de 80 años autorizados para elegir a su sucesor (el 80 por ciento del Colegio Cardenalicio).

Las últimas incorporaciones, en diciembre del año pasado, cuando designó 21 nuevos cardenales, se produjeron en un momento en que Francisco buscaba más decididamente ampliar la diversidad geográfica del Colegio Cardenalicio.

La región de Asia-Pacífico, donde el catolicismo está creciendo más rápidamente, tiene varios cardenales nuevos con la elevación del arzobispo de Tokio, el obispo de Kalookan, Filipinas, y el obispo de la Iglesia Católica Ucraniana en Melbourne, Australia.

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Además, cinco obispos de América Latina, entre ellos los de Argentina, Ecuador, Chile, Brasil y Perú, dos de Costa de Marfil y Argelia en África y el arzobispo de Teherán estaban entre los hombres que fueron elevados a «príncipes de la iglesia».

Además, ocho días antes de ser hospitalizado, extendió el mandato del cardenal italiano Giovanni Battista Re como decano del Colegio Cardenalicio, un cargo que supervisará algunos preparativos para un posible cónclave.

Los cardenales elegirán al sucesor en un cónclave que, según el estricto protocolo vaticano, debe iniciarse entre 15 y 20 días después de la muerte o renuncia papal. Los electores, menores de 80 años, estarán llamados a votar en secreto y a puerta cerrada en la Capilla Sixtina.

Pero los opositores del Papa aseguran que el Colegio «quedó debilitado» por lo que llamaron «nombramientos excéntricos», en referencia a que Francisco nombró cardenales de lugares remotos con relativamente pocos católicos, como Mongolia o Pakistán.

Un Papa reformista con una gran oposición interna

El ex arzobispo de Buenos Aires se presentó como un reformista cuando asumió el cargo: su primera decisión fue adoptar el nombre inédito de Francisco, inspirado en Francisco de Asís, el santo italiano que recibió hace 800 años el llamado de Dios a «reparar» la iglesia.

A lo largo de estos 12 años, el Papa escribió cuatro importantes documentos de enseñanza, realizó 47 viajes al extranjero a más de 65 países y proclamó más de 900 santos. En general, se considera que Francisco hizo grandes esfuerzos al abrir la Iglesia global, un sistema formal, al mundo moderno.

Desde la descentralización del poder, el aumento de la transparencia y la provisión de mayores roles para los laicos y las mujeres, Francisco implementó especialmente reformas fundamentales de la Curia Romana, el gobierno central de la Santa Sede.

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A medida que creció la oposición interna, las reformas se consagraron en una nueva constitución que entró en vigor en 2022, reorganizando los dicasterios (ministerios) y poniendo en el centro de su misión el objetivo de difundir el mensaje de Dios.

Francisco apuntó particularmente a las turbias y manchadas por escándalos de las finanzas del Vaticano, creando una secretaría especial para la economía en 2014, tomando medidas drásticas contra la corrupción e intensificando el escrutinio de las inversiones y el Banco del Vaticano, lo que llevó al cierre de 5.000 cuentas.

Aunque Francisco no se desvió de algunas creencias católicas acérrimas -llamó «asesinato» al aborto y «pecado» a la homosexualidad-, mostró un enfoque más compasivo y menos dogmático, incluida la condena de la persecución de los homosexuales.

Entre sus decisiones más importantes, permitió que los sacerdotes ofrezcan bendiciones a parejas del mismo sexo caso por caso y nombró a mujeres para dirigir las oficinas del Vaticano por primera vez.

Francisco también celebró cinco importantes cumbres vaticanas de obispos católicos del mundo para debatir temas controvertidos como la ordenación de mujeres y la modificación de las enseñanzas sexuales de la Iglesia.

Francisco «se convirtió en el papa indispensable» para muchos católicos, dice David Gibson, director del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham. «Francisco realmente redefinió las expectativas de lo que debería ser un papa: un pastor que acoge a todos y no juzga a nadie de buena voluntad».

Sin embargo, la agenda del Papa ofendió a algunos católicos, incluidos algunos cardenales y arzobispos conservadores, que lo acusaron de sembrar la confusión entre los fieles y afirmaron que su enfoque respecto del divorcio y el nuevo matrimonio podría ser «herético«.

En 2014, el cardenal estadounidense Raymond Burke, uno de los críticos más feroces, escribió que existía la «fuerte sensación de que la Iglesia es como un barco sin timón», lamentó Burke. Los fieles, dijo, «se sienten un poco mareados porque sienten que el barco de la iglesia ha perdido el rumbo».

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Ocho años después, el cardenal australiano George Pell escribió en un memorándum: «Los comentaristas de cada escuela, aunque por diferentes razones… están de acuerdo en que este pontificado es un desastre en muchos o, en la mayoría de los aspectos, una catástrofe«.

Algunos sobrevivientes de abusos sexuales por parte del clero católico opinan que Francisco podría hacer más para proteger a los niños en la Iglesia. Si bien Francisco creó la primera comisión papal sobre el tema, sobrevivientes cuestionaron su efectividad y pidieron al Papa que establezca políticas más firmes de «tolerancia cero».

Otros criticaron la inclinación de Francisco a hacer las cosas a su manera y adoptar un gobierno muy personal. «Francisco demuestra un autoritarismo que la Curia no ha visto en mucho tiempo. Inevitablemente, esto puede ser irritante», dijo un diplomático destinado en Roma.

Como producto de esta constante lucha contra intereses, la Curia se dividió y el Papa se vio con cada vez menos apoyos: la derecha lo acusó de ir demasiado lejos en sus reformas y la izquierda de no ir lo suficientemente lejos.

Para el periodista John L. Allen Jr., experto en asuntos vaticanos y editor del sitio Crux, Francisco tuvo un «problema Gorbachov» con «una enorme aclamación fuera de la Iglesia, pero una oposición cada vez más descarada desde adentro«.

«Al igual que Gorbachov, los enemigos de Francisco provienen tanto de una derecha tradicionalista descontenta con su agenda progresista como de una izquierda impaciente cada vez más hambrienta de una revolución real en lugar de una mera reforma», dijo.

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